La epopeya de Gilgamesh: quién fue y por qué ha pasado a la historia
La historia más famosa del antiguo Oriente: la epopeya de Gilgamesh
La epopeya de Gilgamesh es un poema que se escribió alrededor del año 2000 a.C, lo que lo convierte en una de las obras literarias más antiguas conocidas. En ella se hablan de hechos que se tratarían más tarde en otras culturas como la creación del mundo, el diluvio o la búsqueda de la inmortalidad y el paraíso.
Escrita en cuneiforme, una de las formas de expresión escrita más antiguas, sobre un total de doce tablillas de arcilla, cuenta la historia del rey Gilgamesh, un rey sumerio que vivió en la ciudad de Uruk hace casi 5000 años, en lo que hoy en día es Irak.
Extraemos algunos fragmentos de este bellísimo poema: La epopeya de Gilgamesh y te contamos quién fue este rey y por qué sus gestas han pasado a la historia.
Quién fue Gilgamesh
Hoy en día sabemos de Gilgamesh porque su historia se grabó en unas tablillas de arcilla que se guardaron en la biblioteca del rey asirio Assurbanipal, en Nínive. Esta biblioteca albergaba 25000 tablillas de arcilla, lo que la convierte en la más grande del antiguo oriente.
Las tablillas de Gilgamesh estaban escritas en cuneiforme, que junto con los jeroglíficos egipcios, son la forma de escritura más antigua conocida y se realizaba con imágenes.
Según se ha podido descifrar, las doce tablillas del poema de Gilgamesh narra la historia de un rey sumerio cuyas dos terceras partes tenían esencias divinas, por lo que tenía poderes extraordinarios.
Ver también: La primera escritora de la historia, Enheduanna
Los textos literarios hablan de Gilgamesh como un gobernante y héroe sobresaliente. Se elogian dos cosas de él: por un lado, su fuerza e intrepidez, que le permite sobrevivir a aventuras dramáticas, por otro lado, su sabiduría. Es a él a quien se le atribuye la construcción de la enorme muralla de la ciudad de Uruk.
La epopeya de Gilgamesh
Los súbditos de Gilgamesh estaban molestos con su modo de vida disoluto y se quejaron a los dioses de su conducta. El dios supremo Anu quiso moderar su comportamiento y dio aviso de lo que ocurría a la diosa madre.
Así fue como ella creó a Enkidu, un hombre rudo e impetuoso que vivía en la estepa junto con los animales. Una hermosa mujer fue la encargada de civilizar a Enkidu y llevarle a Uruk. Cuando le presentaron a Gilgamesh inmediatamente se hicieron buenos amigos y ambos decidieron salir en busca de aventuras y, sobre todo, la gloria.
A su regreso, la diosa Ishtar quiso casarse con Gilgamesh, pero éste la rechazó enfureciéndola mucho. En venganza, envió a un toro para matarle pero, su amigo Enkidu logró acabar con él. Los dioses estaban tan molestos que Enkidu enfermó y murió como castigo. Gilgamesh estaba tan triste por la muerte de su amigo que decidió partir en busca de la vida eterna.
Después de numerosas aventuras, conoció a Utnapishtim quien le habló de la inundación a la que había sobrevivido en un barco con su familia y cómo habían seleccionado a animales y plantas para que se salvaran con ellos. Utnapishtim le aconseja que no duerma durante seis días y siete noches si quiere alcanzar la inmoratalidad. Sin embargo, Gilgamesh no aguanta.
Utnapishtim le sugiere que tome de la planta que rejuvenece lo viejo, que se encuentra en las profundidades del mar. Gilgamesh logra hacerse con ella, pero una serpiente se la roba.
Así es como Gilgamesh decide regresar a Uruk con la certeza que el destino de las personas no es la inmortalidad, sino la muerte.
La última tablilla de La epopeya de Gilgamesh cuenta como Enkidu, ya fallecido, desciende al inframundo y Gilgamesh pide a los dioses que lo ayuden a liberar a su amigo. Enki, señor de la tierra, se apiada de él y deja que se escape por un agujero en la tierra.
¿Qué hay de real en la historia de Gilgamesh?
Esta historia nos habla de un rey que medía más de 5 metros y era en parte un dios, por lo tanto la epopeya de Gilgamesh es en gran parte relato literario.
Sin embargo, sí se sabe que en torno al año 2700 a.C existió un soberano llamado Bilgames, posteriormente escrito Gilgamesh, que según los antiguos textos sumerios y la Lista real sumeria (elaborada en torno al 1950 a.C.) era un sacerdote y rey de la región de Uruk. Gobernó la ciudad hacia el final de la Segunda Dinastía Temprana.
Gilgamesh debió ser uno de los gobernantes más poderosos de su época y probablemente fue fue deificado a su muerte.
Por el contrario, el personaje de Enkidu, el amigo de Gilgamesh no ha dejado rastro en la historia, por lo que podría ser una figura mitológica creada en torno a la historia.
Tanto el relato de Utnapishtim del gran diluvio, que recuerda mucho al relato del Diluvio de Génesis 6-9, como la amistad entre Gilgamesh y Enkidu, que es similar a la amistad entre David y Jonatán (libros primero y segundo de Samuel), dejan la suposición de que muchas de las historias del Antiguo Testamento deben haber sido contadas en la antigua Babilonia.
Independientemente de la realidad de la figura de Gilgamesh, estos textos recogen la realidad de la ciudad de Uruk, que fue la metrópolis más grande desde finales del IV milenio y principios del III milenio antes de Cristo, rodeada por una muralla de más de 9 km de longitud, con grandes templos y, donde se encontraron las primeras pruebas de escritura.
Fragmentos del poema de Gilgamesh
- Para proteger el Bosque de los Cedros, Para inspirar terror a la gente. Entil lo creó.
- El rugido de Humbaba es el bramido de la tormenta, fuego vomitan sus fauces, su aliento es mortal
- Que ante ti el sendero sea llano, que el camino se abra para que puedas pasar y que la montaña se abra, también, a tu paso.
- Hijo mío, en Uruk vive Gilgamesh. Nadie hay más fuerte que él. ¡Como la esencia de Anu, tan tremendo es su vigor! Ve, pues; hacia Uruk dirige tu faz, Refiérele el poder del hombre.
- ¡Que el dios Lugalbanda durante la noche diga la palabra que te alegre! ¡Que no se aleje de ti para que tu deseo se cumpla!
- ¡Quedaron silenciosos, con los ojos fijos en el bosque, contemplando la altura de los cedros, contemplando la entrada del bosque.
- ¡Que seas mi esposo y yo tu esposa! Enjaezaré para ti un carro adornado de lapislázuli y oro: sus ruedas serán de oro y las hastas de su caja, serán un amezcla de plata y oro.
- Cuando Gilgamesh llegó al monte Mashu, encontró a los guardianes del sol naciente y del sol poniente.
- Sus cabezas rozan la base de los cielos, sus pechos tocan los infiernos; son los guardianes de las puertas del sol: los hombres escorpiones.
- El paisaje aparecía liso como un tejado plano. Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro.
- Inclinándome muy bajo me senté a llorar deslizándose las lágrimas mor mis mejillas.
- Miré en busca de las lindes en la extensión del mar. Al cabo de doce horas emergía una isla... distinguió entonces el árbol de los dioses. Y hacia él se encaminó.