Quién fue la primera escritora de la historia: Enheduanna
Los textos de Enheduanna, sacerdotisa en Sumeria, inspiraron a poetas y escritores tras su muerte
Sumeria, es considerada como la primera civilización del mundo, una región histórica situada al sur de Mesopotamia, de la que nos han quedado importantes legados, entre ellos la capacidad de escribir. Y es que, este pueblo inventó la escritura.
Allí, hace 4300 años, en la ciudad de Ur, vivía una gran sacerdotisa y diosa de la luna. Esta mujer, fue condenada al destierro y hubo de vagar por el desierto. Su nombre era Enheduanna, máxima sacerdotisa de Sumeria y conocida hoy en día por ser la primera escritora de la historia de la humanidad.
Para cuando fue defenestrada ya había escrito 42 himnos y 3 poemas épicos y después de aquello, pudo regresar y ocupar su puesto durante varias décadas más. No mucha gente conoce la historia y logros de esta increíble mujer que vivió 1700 años antes que la poetisa griega Safo de Lesbos, 1600 años antes que Esopo, el conocido fabulista y 1500 años antes que Homero, a quien se le atribuye la escritura de la Iliada y la Odisea. Sin embargo, Enheduanna ha inspirado a cientos de escritores que han compuesto sus poemas siguiendo el estilo de esta escritora sumeria y, hoy en día, podemos acercarnos un poco a su figura y pensamientos gracias a que sus textos fueron copiados y transmitidos.
Quién fue Enheduanna
Enheduanna nació en Mesopotamia, el actual Irak, una región situada entre el río Tigris y el Eúfrates, hoy considerada como la cuna de la primera gran civilización. Un pueblo al que debemos un conjunto de grandes avances para la humanidad, como la invención de la rueda, la escritura cuneiforme y la organización de las primeras ciudades como Uruk, Nipur o Ur, entre otras.
Es precisamente en Ur donde nace Enheduanna, una mujer que vivió entre el año 2285 y el 2250 a.C. Su padre era el rey Sargón el Grande, el primer hombre en la historia en crear un imperio, ya que conquistó y unificó algunas ciudades independientes entorno a una sola. Con estas raíces y en este entorno, Enheduanna estaba predestinada a hacer grandes cosas, como así fue.
Sargón hablaba acadiano y las ciudades más antiguas en el sur de Sumeria, que hablaban sumerio, le consideraban un extranjero y un invasor, por lo que frecuentemente se revelaban contra su mandato e intentaban recuperar su independencia. Para unir ambas culturas y evitar así la brecha cultural, Sargón nombró a su hija Enheduanna como la gran sacerdotisa del templo más importante del imperio. En aquella época, era normal que las mujeres asumieran funciones religiosas como sacerdotisas.
Cómo sacerdotisa, Enheduanna llevaba a cargo tareas de organización y supervisión de las distintas tareas de la ciudad: la recolección, los trabajos en el templo, interpretaba sueños de algunos habitantes de Ur (por aquel entonces la población era de 34000 personas) y presidía el festival de la luna nueva que se celebraba todos los meses, así como los festivales de los distintos equinocios.
A Enheduanna la habían educado para ser una mujer culta, sabía leer y escribir en ambos idiomas (acadiano y sumerio) y podría hacer cálculos matemáticos. Y, podía hacerlo porque, 300 años antes de que ella naciera, los sumerios habían inventado la escritura cuneiforme.
Era un tipo de escritura que se realizaba en columnas, usando una caña sobre la que presionaban una tableta de arcilla, creando una serie de glifos en forma de cuña. Antes de que Enheduanna revolucionara la escritura, estas tablillas se usaban para dejar constancia de registros mercantiles y acuerdos comerciales, no para plasmar ideas, pensamientos, vivencias o la historia del propio pueblo.
Volviendo a Enheduanna, su padre le había encargado la tarea de unir ambas culturas en una sola y solventar así la brecha existente entre los acadianos y los sumerios, logrando crear un pueblo unido bajo el mandato de su padre.
Para lograrlo, la sacerdotisa tuvo que pensar en la forma en la que podría crear este nexo de unión, y la respuesta la obtuvo de la escritura. Enheduanna escribió para tal fin 42 himnos religiosos en los que combinó la ideología de ambas culturas en las que la mitología estaba muy presente.
¿Qué contenían los himnos que escribió Enheduanna?
Cada pueblo de la Mesopotamia de aquella época creía en una deidad distinta, por lo tanto, cada himno que escribió Enheduanna estaba dedicado a cada uno de los dioses de las principales ciudades.
En los himnos glorificaba los poderes de cada dios, bendecía su templo y humanizaba a unas deidades antes distantes hacia los seres humanos. Y es que, en sus escritos los dioses sufrían, amaban, luchaban y escuchaban las plegarias que les dirigían las personas.
Los poemas de Enheduanna
Uno del mayor valor literario que los expertos encuentran en los escritos de Enheduanna está en sus poemas. En ellos hablaba de Inhanna, diosa de la guerra y el deseo, y la enérgica deidad que aportaba luz al universo. Tan importante era para ella que mandó poner una estatua de Inhanna en lo más alto del panteón como símbolo de la deidad de mayor poder.
Inhanna se muestra en los poemas de Enheduanna como una diosa que atraía a todas las formas de expresión sexual, incluso trascendiendo los límites de género, como también eran algunos de sus seguidores en la tierra (desde los eunucos a los transexuales).
En las odas que dejó escritas esta sacerdotisa, se utiliza por primera vez en la escritura el pronompre personal "yo", algo que hoy es normal y cotidiano pero que en aquel entonces pone de relieve el ahondamiento en las propias emociones y sentimientos.
¿Qué ocurrió con Enheduanna?
Tras la muerte del padre de Enheduanna, el rey Sargón, un general dio un golpe de estado y tomó el mando del Imperio.
Ya que Enheduanna era miembro de la familia real, el nuevo mandatario mandó exiliar a Enheduanna, quien hubo de marcharse de la ciudad de Ur. Pero, su sobrino, el rey Naram-Sin, restauró el poder en su persona, convirtiéndose en el cuarto rey acadio y devolviendo a Enheduanna su poder como máxima sacerdotisa del imperio, quién ocupó su cargo durante 40 años.
No se conocen muchos más datos sobre y vida, ni sabemos cómo murió pero, tras su muerte, su pueblo convirtió a Enheduanna en una deidad menor y su poesía quedó para siempre ya que fue estudiada, copiada y transmitida a lo largo de toda Mesopotamia durante varios siglos.
Sus poemas inspiraron los textos del Antiguo Testamento, los escritos de Homero y los himnos cristianos. Sin embargo, pese a lo importante de su legado y siendo la primera escritora de la historia, la figura de Enheduanna parece haber caído en el olvido.
Hoy en día, se ha podido probar su existencia gracias a un disco de alabastro con su nombre que fue descubierto en 1928 por el arqueólogo británico Sir Leonard Wooley y, los himnos y poemas que se conservan nos pueden dar una idea de la naturaleza de esta increíble mujer.