10 errores frecuentes al limpiar el polvo de la casa (y trucos para remediarlos)
Lo que no debes hacer a la hora de limpiar el polvo
De promedio, se acumulan hasta seis miligramos de polvo en un metro cuadrado por día, pero la capa de polvo solo es realmente visible después de una semana. Por lo tanto, lejos de estar todo el día con el trapo, es preferible realizar una limpieza en profundidad una vez a la semana pero, para ello... ¿Utilizas el plumero para limpiar el hogar? ¿pasas primero la aspiradora?, ¿hace cuánto tiempo que no limpias el radiador? Para que no hagas más trabajo del necesario, debes evitar algunos errores a la hora de limpiar el polvo de la casa.
Errores a evitar cuando limpies el polvo de la casa
1. Limpia tu casa de arriba a abajo
Muchas personas cometen el error de limpiar la casa desde el centro hacia abajo o de abajo a arriba. Sin embargo, es más eficaz trabajar desde el punto más alto y de ahí ir eliminando polvo hacia abajo. Hay una razón simple para esto: en el lugar donde se está limpiando, también se arroja polvo, que finalmente termina en el suelo.
Si limpias de abajo hacia arriba, las partículas de suciedad que llegan al aire durante este proceso tienen tiempo de volver a aterrizar en las mesas, baldas o estanterías recién limpiadas. Y tienes que empezar de nuevo.
En cualquier caso, si utilizas una escoba para barrer tu casa, hazlo antes de limpiar el polvo ya que cuando lo hagas esparcirás el polvo que se levanta por los muebles. Incluso la aspiradora, no solo aspira, sino que también expulsa el aire filtrado nuevamente, lo que expulsa el polvo del suelo; por lo tanto, las amas de llaves profesionales recomiendan aspirar primero y luego quitar el polvo.
2. Ir de habitación en habitación
Otro error común es no limpiar una habitación de forma integral, sino cambiarse constantemente de habitación mientras se elimina el polvo. Es más efectivo ceñirse a un programa de limpieza habitación por habitación para no ir esparciendo la suciedad entre habitaciones, sobre todo, la del polvo que está en el suelo. Limpia una habitación, aspira y friega y no vuelvas a pasar hasta que estén todas las demás estancias libres de suciedad.
3. Utilizar el plumero
Incluso aunque el plumero es un elemento de limpieza tentadoramente fácil de usar y parecen ahorrar tiempo inicialmente, al final no obtendrás el máximo beneficio de él. Parece que eliminan el polvo, lo arrastran, pero también agitan mucho, y este polvo termina de nuevo en otra parte. Por lo tanto, es mejor usar un paño húmedo para un proceso de limpieza a fondo, de modo el polvo no cambie de lugar, sino que se elimine.
4. Usar el mismo paño para limpiar toda la casa
Usar el mismo paño que atrapa el polvo en diferentes habitaciones implica esparcir suciedad y bacterias de una habitación a otra. Por tanto, es mejor asignar un paño a cada zona, atrapar toda la suciedad que haya y, cuando cambies de estancia, comenzar a limpiar con un trapo limpio.
5. No limpiar la aspiradora de forma periódica
Es importante limpiar a fondo el dispositivo que ha estado en contacto con las distintas superficies. Si no lo haces, los distintos dispositivos de la aspiradora irán acumulando suciedad y porquería, desde el cepillo, al tubo, pasando por el tanque o incluso el cable. Si no limpiar la aspiradora se creará un obstáculo cada vez mayor, que reducirá la potencia de succión de la máquina, y no podrá recoger bien la suciedad.
6. Olvidar los huecos
Si vas a hacer la limpieza en profundidad de cada semana, no olvides llegar a todos los huecos, recovecos y rincones. Una vez que hayas eliminado estas bolas de polvo, es mucho más fácil quitar el polvo regularmente. Para llegar debajo de los sofás, detrás de los refrigeradores y entre los estantes, debes ser ingenioso. Un tubo de cartón colocado en la manguera de la aspiradora, por ejemplo, es un limpiador de grietas comprobado.
7. No limpiar el polvo de las plantas
Las plantas no generan polvo, por el contrario, aportan humedad al ambiente, pero sus hojas sí pueden atrapar el polvo que va cayendo durante toda la semana. Sin duda, es una molestia eliminar el polvo de las hojas de las plantas de interior pero es una buena medida para evitar que caigan al suelo y que tengas pelusas o bolas de polvo por los rincones. Si te preguntas "¿cómo es posible que haya polvo otra vez si he aspirado hace unas horas?", piensa en esos huecos que no has limpiado y echa un vistazo a las hojas de las plantas.
8. No limpiar la calefacción
Es un electrodoméstico difícil de limpiar bien, llegar entre las rejillas no es sencillo pero, si no lo haces, cuando llegue la temporada de frío y actives el radiador, todo el polvo que acumula estará lanzándose al aire, al mismo tiempo que lanza calor. Además, un sistema de calefacción sucio reduce la producción de calefacción hasta en un 30 por ciento, lo que supone un mayor gasto de energía y, de dinero. Por lo tanto, limpia bien los radiadores antes y después de la temporada de calefacción. Puedes utilizar un plumero especial para radiadores o puedes recurrir a trucos como introducir una esponja atada con una cuerdecita e ir tirando de ella a través de las láminas de la calefacción.
9. No abrir las ventanas
Según varios estudios, se transporta más polvo hacia fuera de la casa que el que entra del exterior, a no ser que vivas al lado de un aserradero o haya terral, claro está. El polvo doméstico consiste en un 70% en escamas de piel muerta y fibras de la ropa, por lo que proviene de los propios residentes. Por lo tanto, no temas ventilar a diario y abrir para que salga el polvo. Abre todas las ventanas de par en par durante diez minutos por la mañana. La ventilación logra que ingrese suficiente oxígeno nuevo a la habitación, mientras que el polvo del exterior solo tendrá unos minutos para asentarse.
10. No limpiar bien los aparatos electrónicos
La televisión, el ordenador portátil o equipo de música atraen el polvo. Dado que están cargados eléctricamente durante todo el día, atraen como por arte de magia el polvo que vuela alrededor. Solo un aerosol antiestático especial para estos aparatos puede ayudar: esto forma una película protectora en los dispositivos para que pueda dejar el trapo guardado durante más tiempo.