Avalanchas: ¿qué son y cómo se producen?
Avalancha: el mayor peligro en las montañas durante el invierno
Las avalanchas son uno de los grandes peligros en las montañas durante el invierno. Cuando ocurre, toneladas de nieve se precipitan por las laderas de la montaña arrasando a su paso todo lo que encuentran, incluso a personas. De hecho, según las estadísticas, los aludes matan a 150 personas cada año en el mundo.
¿Sabías que existen distintos tipos de avalanchas?, ¿sabes qué puedes hacer si estás en la montaña y se desencadena un alud? Conoce qué son y cómo se producen las avalanchas además de un montón de datos interesantes sobre ellas.
Qué son las avalanchas
Una avalancha o alud es el desplazamiento de una masa de nieve desde las zonas mas altas de una montaña por las laderas para precipitarse hacia el valle.
Estas grandes capas de nieve que se desplazan a gran velocidad pueden pesar toneladas y además devoran todo lo que encuentran a su paso: cabañas, animales, árboles, rocas... y sí, también personas.
Se estima que, cada año, se producen cerca de 250000 avalanchas en todo el mundo. La buena noticia es que la mayoría de ellas no provoca daños personales, la mala es que, algunas de ellas, son letales y sí provocan muertes, en concreto alrededor de 150 personas fallecen bajo la nieve de un alud.
¿Cómo ocurre una avalancha?
Durante los meses de invierno, la nieve se va acumulando en las empinadas laderas de las montañas, y en ocasiones, esta de desplaza hacia el valle, ¿por qué?, ¿qué desencadena una avalancha? Puede suceder por distintos motivos:
- Un animal de los que se mueven por las cotas más altas, puede provocar un desprendimiento.
- Esquiadores descuidados que se aventuran fuera de pistas.
- Un cambio meteorológico provoca una bajada en la densidad de una capa de nieve que está entre la nieve del fondo y la de la superficie.
- Cae una enorme cantidad de nieve en un período corto de tiempo.
Para que entiendas mejor por qué la nieve se desplaza ante estas circunstancias has de saber que la nieve que se acumula en las laderas de las montañas suele estar formada por diferentes capas. en el fondo hay nieve sólida ya que el peso de las capas superpuestas la ha apretado.
Si las temperaturas suben o si el suelo desprende algo de calor, los copos de nieve se derriten sobre esta capa sólida. Esto crea una nieve fluida en la parte superior que es realmente móvil y ya no tiene ningún agarre. En este caso, una capa completa de nieve puede desprenderse y deslizarse ladera abajo.
Además, la nieve más ligera que se encuentra en la parte superior puede mezclarse con el aire y formar una nube de polvo y nieve, algo realmente peligroso porque puede crear una gigantesca ola de presión que tira todo al suelo incluso antes de la avalancha.
Señales que indican avalancha
Si estás en la montaña y ha comenzado una avalancha, ¿cómo darse cuenta? Puede que estés en una zona en la que tengas una perfecta visibilidad de la montaña y veas como la nieve se está precipintando ladera abajo, sin embargo, no siempre es así. En este caso, te has de dejar guiar por las señales sonoras.
Ruidos como silbidos o golpes sordos son una señal segura de que la capa débil de nieve se ha roto. Es una señal inequívoca de que deberías intentar alejarte lo más rápido posible de las pendientes pronunciadas y salirte de la pista.
Tipos de avalancha
No hay dos avalanchas iguales, pero sí existen tipos de avalancha:
Avalancha de polvo: es poco frecuente. Se forma cuando el camino hacia el valle tiene un largo recorrido y la pendiente es muy pronunciada. Estas avalanchas lanzan grandes cantidades de nieve que se mezclan con el aire y puede alcanzar los 300 km por hora. Es realmente destructiva derribando todo lo que encuentra a su paso.
Avalancha de nieve suelta: suelen ocurrir después de una nevada o cuando hace mucho sol en la montaña. Una pequeña cantidad de nieve comienza a caer colina abajo llevándose cada vez más nieve a su paso. Suele ser una avalancha lenta y no provoca grandes daños.
Avalancha de placa: suelen ser un peligro para los esquiadores en invierno. Se produce cuando se deposita una nueva capa de nieve tras una nevada y se forma una capa formada por cristales de hielo. Si un esquiador pasa, la capa superior se despega y se desliza sobre la nieve existente.
Cómo escapar de una avalancha
La mejor forma de escapar es la prevención y eso pasa por informarse sobre el clima antes de ir a las pistas a esquiar o a hacer una ruta por la montaña.
Las advertencias de avalancha se emiten en todas las zonas de deportes de invierno, sobre todo si el peligro es evidente. Incluso si hay un ligero riesgo de avalancha es mejor evitar las grandes pendientes con nieve.
En cualquier caso, si ya estás en la montaña y se ha desencadenado una avalancha necesitas tener una buena equipación, experiencia, que llegue la ayuda rápidamente y, por encima de todo, suerte. Según las estadísticas, dos de cada tres personas enterradas tras un alud no sobreviven al accidente.
Ante todo, nunca vayas solo a la montaña, sobre todo si hay aviso de avalanchas. Aquellos que quedan enterrados bajo la nieve necesitan ayuda urgente, hay apenas 15 minutos entre la vida y la muerte en la nieve. En ese caso, los expertos recomiendan:
- Antes de que la nieve te atrape intenta mantenerte de pie y dirigirte con los esquís o la tabla hacia los lados de la avalancha. Pero, si ves que va a atraparte la nieve, quítate los esquís y bastones ya que aumentan el riesgo de lesiones y de ser enterrado más profundamente.
- Si la nieve te está alcanzando debes intentar realizar movimientos de natación para mantenerte en la superficie de una avalancha.
- Aquellos que han sido completamente enterrados rara vez tienen la oportunidad de liberarse, por lo tanto, la única posibilidad es recibir ayuda y cada segundo cuenta. La nieve es muy densa como para poder atravesarla teniendo en cuenta que se tiene poca capacidad de movimiento. El promedio al que se queda enterrada la gente es de 70 u 80 centímetros. En ese tiempo hasta que llegue la ayuda, tu única salida será haber creado una cavidad con las manos frente a la boca y la nariz para poder respirar. Lo ideal es colocarse en cuclillas mientras se pueda con los brazos creando un hueco frente a la cara. Sabrás en qué posición estás si logras escupir un poco, la dirección que tome la saliva te orientará. Esto evitará que gastes fuerzas intentando abrir un espacio hacia abajo en lugar de hacia la superficie.
Aunque esta es la teoría, pocas personas logran aplicar estas medidas de seguridad, ya que la fuerza de una avalancha puede ser muy fuerte y el cuerpo se descontrola en exceso, rodando durante varios metros. Es más, investigadores descubrieron que la densidad de la nieve tras una avalancha es comparable a la del hormigón. Por lo tanto, incluso si la persona está a tan solo 40 centímetros, no podrá mover ni un meñique.
Existen distintos equipamientos y dispositivos para estar protegido frente a una avalancha, desde airbag a sistemas respiratorios, sin embargo, la mejor protección es la prevención y evitar las zonas más comprometidas.