¿Cuándo cuaja la nieve en el suelo?
Qué condiciones han de darse para que la nieve cuaje
Hay nevadas muy abundantes que, pese a su espectacularidad, sus enormes copos y su abundancia, no logran cuajar en el suelo, por lo que, no se forma ese manto blanco sobre las calles, parques y jardines. ¿Por qué ocurre?, ¿qué circunstancias han de darse para que la nieve cuaje en el suelo?
Qué dos factores hacen que la nieve cuaje
Cuando se inicia el otoño no es frecuente que caiga una gran nevada en cotas bajas, pero no es infrecuente que en zonas elevadas pueda caer una gran nevada que incluso ocupe una importante extensión de terreno. Así, podemos comenzar a ver los picos de algunas montañas nevadas, antes de que el frío de verdad nos llegue, y es que, a estas altitudes el clima es más frío y favorece la que existan precipitaciones en forma de nieve.
Sin embargo, en cotas más bajas, no suele llegar hasta la estación de invierno. Los meses de enero o febrero suelen ser los que registran las mayores nevadas.
Para que caiga la nieve en nuestras ciudades o pueblos, si están a una menor altitud, ha de darse dos factores necesarios:
- Que la temperatura atmosférica esté a 0º Celsius o 32º Fahrenheit o por debajo de esa temperatura.
- Qué existan precipitaciones.
Ver también: cuáles son las condiciones perfectas para que nieve
Pues bien, si ya se dan esas condiciones y comienza a caer nieve, podemos presuponer que cuajará sobre el jardín o la calle y, al día siguiente podremos salir con nuestros hijos a jugar con la nieve o a hacer un tradicional muñeco, ¿verdad? La realidad es que no, ver una bonita nevada por la ventana no nos garantiza unos planes para jugar con la nieve al día siguiente, para ello ha de cuajar.
La nieve cuaja cuando se dan dos circunstancias particulares que afectan a dos factores diferentes:
1. El terreno en el que cae la nieve influye en que cuaje
Para que la nieve aguante y quede fija en el suelo, algo muy deseado por los niños y por los amantes del esquí, el suelo ha de estar muy frío o helado. Es decir, el suelo no ha de emanar calor.
Lo que ocurre, por ejemplo, con las primeras nevadas del otoño en cotas altas, es que el suelo todavía está caliente, por lo tanto, eso copos de nieve que caen, no aguantan y se deshacen.
Lo mismo ocurre cuando cae en cotas más bajas en épocas en las que todavía no hace mucho frío, la tierra ha guardado calor procedente del sol y evita que, esos copos de nieve se asienten unos sobre otros formando un manto de nieve.
Ver también: por qué los copos de nieve son simétricos
Todavía no se ha formado lo que se conoce como permafrost, es decir, cuando la capa de suelo está congelado. De esta forma, si el suelo tiene una temperatura positiva, difícilmente podrá cuajar la nieve.
Para que la nieve se congele, el suelo ha de estar a unos 2 o 3º de temperatura o incluso completamente helado. En otoño, el suelo comienza a prepararse para que la nieve se fije, pero si todavía no está helado, como hemos visto, no podrá cuajar
2. La meteorología influye en que la nieve cuaje
Durante el otoño el sol todavía está alto en el horizonte, igual que a principios de marzo. Aunque nosotros sintamos ya los primeros rigores del frío, el sol todavía calienta. Por lo tanto, los rayos de sol contribuyen a calentar el suelo y a deshacer esos copos de nieve que caen sobre un suelo que todavía no está muy frío. El sol tiene todavía la capacidad de fundir nieve, algo que se hace más complicado cuando el sol ya no calienta tanto, ni los rayos inciden de la misma manera sobre el suelo.
Por el contrario, si la nieve cae cuando el sol está más lejos y los rayos no son tan fuertes, hay más probabilidades de que se asiente sobre el suelo.
La nieve cuaja, por lo tanto, cuando el suelo está muy frío o helado y cuando el sol ya no calienta.
Además, otro de los factores que contribuye al espesor de la nieve, es el viento (que la mueve de un lado a otro) y contribuye a que la nieve se asiente moviéndola de un lado para otro y formando lo que se conoce como ventisqueros, es decir, una zona en la parte alta de una montaña donde se conserva durante el verano la nieve y el hielo. Estos ventisqueros pueden aguantar en un costas altas durante todo el verano y, si se dan las condiciones adecuadas, puede llegar a convertirse en un nevero, es decir, una acumulación de nieve relativamente poco extensa, que, suele estar a la sombra y es capaz de subsistir en verano a mayores temperaturas.
También influye el tipo de nieve que cae. Cuando nieva, puede ser una nevada seca o una nevada húmeda. Si la nieve que cae tiene más cantidad de agua, costará más que cuaje.
Una nieve seca, acumula más rápidamente más centímetros de nieve que aquella que es húmeda o cae en zonas húmedas. Tiene poca densidad y, en poco tiempo, logra un espesor de nieve grande.
Asimismo hay que tener en cuenta cuándo se compacta la nieve: en algunos casos la nieve al caer, acaba compactando, es decir, acumulándose en un menor espacio, porque pierde el aire que tiene al acumularse. Cuando más seca es la nieve, más aire tiene y más se hunde ese manto de nieve.