Cómo añadir humor a tu discurso cuando hablas en público
Trucos para agregar notas de humor a tus charlas
¿Quién dijo que dar una charla o un discurso ante una audiencia fuera fácil? Hablar en público supone un reto para muchas personas, incluso aunque sea ante pocas personas.
Sin embargo, en este post no vamos a detenernos en lo que puedes hacer para no ponerte nervioso o cómo afrontar ese "trago", sino que vamos a subir un poco más el nivel de dificultad.
Y es que, si ya has organizado tu discurso y tienes las herramientas necesarias para mantener la calma, solo te falta un pequeño pero importante detalle: cómo añadir humor a tu discurso cuando hablas en público.
Es fundamental para captar a tu audiencia y mantener el nivel de interés alto durante toda la charla, ¿no querrás aburrir verdad?
- Trucos para añadir humor cuando hablas en público
- 1. Usa la ironía en tus discursos
- 2. Utiliza la exageración en tus charlas ante una audiencia
- 3. Emplea la autocrítica para hacer reír en tus charlas
- 4. Introduce detalles o historias divertidas
- 5. Usa el humor de los demás para desarrollar el tuyo
- 6. Graba todas sus presentaciones
- 7. Práctica y más práctica
- Lo que no debes hacer cuando hables en público si quieres ser gracioso
Trucos para añadir humor cuando hablas en público
El humor puede ser un gran aliado cuando has de hablar en público, no solo une a las personas, sino que te permitirá descargar tensión, tomar aire y seguir afrontando la charla con más optimismo y seguridad en ti mismo, sobre todo, si logras que tu audiencia se ría. Sin embargo, ser divertido no es tarea sencilla, más aun si no te consideras una persona naturalmente divertido, aunque no debes desesperarte, puedes practicar y lograr añadir humor a tus charlas en público.
1. Usa la ironía en tus discursos
Cuando lo que dices es absolutamente incongruente con lo que muestras, resulta irónico, una forma de humor que gusta a muchas personas.
Por ejemplo, si te muestras abatido, triste o pesaroso por tener que dar tu discurso pero comentas: "Estoy súper feliz de estar aquí dando esta charla", captarás la atención de tu audiencia y, sobre todo su empatía.
Se trata simplemente de mostrar una incongruencia entre lo que dices y tu lenguaje corporal. De hecho, si lees sobre el humor te darás cuenta que muchos investigadores lo definen como una resolución repentina de una incongruencia cognitiva.
2. Utiliza la exageración en tus charlas ante una audiencia
Exagerar mediante el lenguaje del cuerpo es algo que suele funcionar ante los demás, si además lo unes con el consejo anterior, deberías tener la risa asegurada.
Por ejemplo, "la charla de hoy va a ser absolutamente entretenida" y mientras lo dices, exageras el gesto de aburrimiento mortal, "no os arrepentiréis de haber venido", y lanzas los brazos al cielo como diciendo "Dios mío qué hago aquí".
3. Emplea la autocrítica para hacer reír en tus charlas
Puede que, a lo largo de la presentación te equivoques, te trabes o incluso te quedes en blanco. En lugar de entrar en pánico, pasar un mal rato y hacer que tu audiencia no esté cómoda, aprovecha este fallo en tu beneficio.
"Perdón un momento que aprieto la tuerca que se ha soltado", y haces un gesto de estar apretando un tornillo en el cerebro. Este tipo de comentarios son una crítica espontánea de uno mismo que suelen funcionar bien y resultan un éxito ante los demás.
4. Introduce detalles o historias divertidas
Una de las formas más sencillas que existen de incorporar el humor cuando hablas en público es contar historias reales que contengan detalles graciosos. Es más, cuanto más serio estés antes de entrar en el golpe de gracia, más divertido será. Puedes incluso actuar como si no te dieras cuenta que esa historia es divertida. En este sentido, los gestos ligeramente exagerados y las pausas en el momento adecuado, suelen funcionar.
"Poner atención en lo que uno hace es fundamental para no coger la escalera en lugar del carro de la compra cuando sales de casa... (gesto exagerado de asombro y pausa) Juro que me pasó el otro día".
5. Usa el humor de los demás para desarrollar el tuyo
Cada vez que escuches algo que te parezca divertido, te recomiendo que lo apuntes. Así puedes incorporarlo a tus charlas en público. Puedes recitar la línea o readaptarla para que encaje en tu discurso.
Mira vídeos de otras personas que realicen charlas profesionales y que enganchen con la audiencia y no tengas temor, sobre todo en tus primeros discursos de "tomar prestados" ciertos gags.
Mira también vídeos de "openmic", los grandes monologuistas tienen mucho que enseñarnos a la hora de realizar pausas, silencios, gestos y bromas ante los demás.
6. Graba todas sus presentaciones
Si puedes mirar tranquilamente en casa tus charlas, podrás hacer autocrítica y valorar por qué tu audiencia no se rió con algún chiste o, si podías haber sacado más partido a alguna frase con la que tu audiencia se haya reído.
Asimismo podrás recordar exactamente qué dijiste y cómo, sobre todo si arrancaste risas con un comentario que no habías preparado y salió espontáneo.
7. Práctica y más práctica
Lograr que tu discurso tenga pinceladas de humor para reconectar con tu audiencia o hacer que no sea aburrida, no es algo que se logre de la noche a la mañana. Se trata de practicar y practicar. Puedes hacerlo con tus amigos o familiares. Cuéntales historias y prueba distintas maneras de que un mismo detalle sea más gracioso.
No desistas, el hecho de que alguien no se ría la primera vez no significa que no sea divertido. E, incluso si se ha reído, un pequeño cambio podría lograr una risa más grande. Una vez que descubras los elementos que te funcionan mejor, asegúrate de escribirlos y luego... practica, practica y practica..
Lo que no debes hacer cuando hables en público si quieres ser gracioso
Comenzar con un chiste: hay quien ya arranca la charla con un chiste o una broma. A no ser que tengas una gracia natural, no lo hagas. Puede que si no hace gracia, recuperar a tu audiencia no sea fácil. Por el contrario, sí puedes comenzar con una historia humorística personal, ya que compartir una experiencia absurda sí puede lograr captar la atención de los demás.
No abuses del humor en tus charlas: dosifica los puntos en los que pienses que tu audiencia necesita ese momento de risas, pero no bases tu exposición en el humor ya que puede que tu mensaje pierda credibilidad. En este sentido, tampoco conviene abusar del humor autocrítico. La clave es elegir ejemplos de errores o historias embarazosas que no estén directamente vinculadas a tu experiencia. Ríete de ti mismo de maneras que no puedan afectar tu credibilidad.
No te apresures a la hora de exponer algo con humor: una misma frase puede hacer reír o permanecer inmóvil a la audiencia según quien la pronuncie. Por lo tanto, no es solo lo que dices, sino cómo lo dices. El ritmo, las pausas y los gestos cuentan. Es más divertido si haces una pausa justo antes y después de la broma. La pausa antes de tu frase ayuda a generar suspenso y tensión. La pausa posterior le da tiempo a tu audiencia para reconocer el humor y reaccionar.