Polígrafo: ¿es capaz de detectar mentiras realmente?

¿Funciona realmente el detector de mentiras?, ¿Se puede admitir la prueba en un juicio?

Alba Caraballo - 2018-11-07 15:14:00 - Psicología

El polígrafo es un aparato que sirve para medir las respuestas de una persona ante una serie de preguntas y reconocer si lo que está diciendo es verdad o no. Según algunos seguidores, es un detector de mentiras.

Los resultados de la máquina de la verdad, una máquina no exenta de controversia, no se pueden utilizar hoy en día para condenar o exculpar a alguien en un juicio y es muy criticado su uso para seleccionar personal para una empresa. Pero el polígrafo, ¿puede detectar mentiras realmente?

Qué es el polígrafo

¿Funciona realmente el polígrafo?

El polígrafo o detector de mentiras es un aparato que mide la emoción nerviosa de una persona tomando como base algunos datos como el pulso, la sudoración o la respiración. Esta máquina funciona de tal manera que, si la persona permanece calmada, se presupone que dice la verdad y, si el polígrafo detecta emociones nerviosas, miente.

La idea de conocer la verdad no es nueva, ya en la edad antigua, los chinos y los romanos ya se dieron cuenta de que cuando alguien mentía tenía un impacto en el lenguaje del cuerpo.

Son varios los científicos que históricamente han intentado medir el nivel de veracidad de una persona a través de constantes como su pulso, su presión sanguínea o la respiración. Pero es a John Augustus Larson a quien se considera el padre del polígrafo moderno al realizar distintas mediciones sobre las que habían avanzado sus antecesores y volcar las pruebas en un gráfico denominado polígrafo.

Este aparato inventado por Larson comenzó a aplicarse en investigaciones criminales y fue usado por primera vez como prueba incriminatoria en 1921 en Estados Unidos. Fue la prensa la que le dio su nombre común: detector de mentiras.

¿Funciona realmente el detector de mentiras?

Existe mucha controversia sobre la precisión de esta máquina. Existen pruebas que indican que personas que fallaron en el polígrafo, es decir, la máquina no desveló ningún tipo de emoción en sus respuestas, confesaron tiempo después el delito por el que se les preguntó ante el detector de mentiras.

Además, según algunos entendidos, el polígrafo puede generar falsos positivos, es decir, la máquina de la verdad afirma que la persona miente cuando en realidad está siendo sincera.

Y es que, no solo se puede “engañar al polígrafo” sino que también influye la subjetividad del entrevistador a la hora de obtener respuestas más o menos certeras.

Existen asociaciones como la American Polygraph Association o la European Polygraph Association que afirman que la tasa de precisión del detector de mentiras es de más del 90%, aunque otros estudiosos del tema no le dan más de un 65% de precisión.

En cualquier caso, en muchos países nunca se ha admitido la prueba como válida ante un juez y en otros, como en las cortes de Estados Unidos donde en tiempos fue muy popular, desde 1998 se restringió su uso.

Sin embargo, aunque esta prueba no sirva para condenar o exculpar a alguien de un delito, no se puede prohibir a nadie que quiera realizarla para orientar las investigaciones o para intentar convencer a los demás. 

Actualmente la comunidad científica, psiquiatras, neurólogos, psicólogos y otros expertos, afirman que la prueba del polígrafo no tiene validez.

Quién puede utilizar el polígrafo

Para poder utilizar la máquina de la verdad, una persona ha de estar en posesión de una titulación expedida, por ejemplo, por la Asociación Europea Poligráfica o similar. La formación va dirigida a criminólogos, psicólogos, juristas, sociológos, miembros de las fuerzas policiales o trabajadores sociales.

No puede obtener el título nadie con antecedentes criminales y, a pesar de ser una prueba no aceptada en muchas salas de juicios, y no se reconozca la prueba oficialmente en muchos países, sí existen salidas profesionales para quienes dispongan del mismo.

Desde los recursos humanos, a la investigación privada, pasando por el uso frecuente por parte de algunas agencias de inteligencia o incluso programas de televisión.