Cómo controlar la conducta agresiva del adolescente
Qué hacer para acabar con el comportamiento agresivo en la adolescencia
La rebeldía típica de la adolescencia, la falta de normas en casa o un mal ejemplo en la familia, pueden llevar a un adolescente a agredir verbal o incluso físicamente a sus padres. Esta conducta, no solo es inaceptable, sino que necesita de una intervención inmediata para controlar la conducta agresiva del adolescente.
La conducta agresiva del adolescente
La agresividad en la adolescencia es algo más frecuente de lo que parece. Puede parecer un estereotipo, pero muchos adolescentes tienen conductas, durante esta fase de sus vidas, más extremas. Las hormonas y la propia etapa les hace medirse ante sí mismos y ante los demás. El enfado es una respuesta normal de los adolescentes al mundo adulto.
Es una etapa en la que el adolescente intenta ganar más independencia de la que sus padres parecen dispuestos a darle, las amistades son lo primero y los padres pasan a ser esas personas aburridas con las que se tienen conflictos.
Son muchos los padres que se quejan de no poder controlar a su hijo adolescente y lidian con conductas que rayan o entran de lleno en la agresividad, ya sea verbal o, en casos extremos física. Veamos cómo podemos prevenir y actuar ante la ira del adolescente.
Qué hacer ante la agresividad del adolescente
Lo primero y más importante es saber que nadie debe aceptar una agresión. Pero, si esta se produce, debes saber que tu comportamiento o la manera en la que trates a tu hijo será fundamental a la hora de cambiar esa situación:
Los padres son un ejemplo
El ejemplo es el pilar de la educación de padres a hijos. Si tu mismo comienzas a gritar o has educado durante años a tus hijos a base de gritos, cachetes e insultos, ¿cómo no va a llegar el momento en el que tu hijo no reproduzca esa actitud? Uno puede perder los nervios o la paciencia con los hijos en un momento determinado, somos humanos e imperfectos, pero si tu modelo de educación es autoritario y tiendes a imponer disciplina a base de malos modos, malas palabras y la agresión, es muy probable que se vuelva contra ti. Si crees que estás a punto de perder la paciencia, es preferible salir de la habitación, calmarse y retomarla más tranquilo.
Cuida el lenguaje cuando hables con tu hijo
Los conflictos con los hijos pueden pasar a ser un intercambio de ideas en lugar de una discusión a gritos si medimos nuestras palabras. Si en lugar de decirles “¿Pero tú de qué vas?, ¿eres bobo?, ¿no te dije que volvieras a las 12?”, cambiamos por “Has llegado más tarde de lo que hablamos, estaba muy preocupado, ¿ha ocurrido algo?". La relación tenderá a ser menos desafiante y las emociones estarán más controladas por ambas partes.
Escucha a tus hijos
Antes de comenzar a regañar, reprender o cuestionar, dale a tu hijo la oportunidad de expresarse. Primero escucha, y después responde con calma a lo que te ha explicado.
Recuerda cuáles son los límites
Los adolescentes, igual que los niños, necesitan saber cuáles son los nuevos límites y normas en esta etapa de su vida. Han de saber qué es negociable y qué no es, bajo ninguna circunstancia, tolerable.
Refuerza a tus hijos
Cuando la relación con el hijo adolescente se basa en un constante reproche y en la discusión continua, creamos un terreno más fácil para sacar la agresividad y la ira que lleva dentro. Sin embargo, si le recordamos lo bien que hace determinadas cosas o lo orgullosos que estamos, habrá más espacio para una relación positiva.
Practica con tu hijo técnicas del control de la agresividad
Los adolescentes manejan las emociones mejor que los niños, tienen más capacidad de autocontrol y no se tiran al suelo montando una rabieta, pero sí están más dispuestos a enfadarse y a descontrolarse, por lo tanto es esencial enseñarles a controlar la ira y no ser agresivos con sus padres, profesores o hermanos. Si crees que tu hijo tiene explosiones de ira, habla con él en un momento de tranquilidad y proponle las siguientes técnicas:
1. Respiración: ha de respirar hondo y mantener el aire durante unos segundos antes de exhalar. Esta respiración se repetirá 10 veces solo concentrado en la respiración. Es una forma sencilla pero efectiva de recobrar la calma.
2. Tomarse un tiempo: cuando el adolescente esté tan enfadado que tienda a responder de forma agresiva, debemos pedirle que se vaya a su habitación hasta que esté más calmado. Lo pediremos con firmeza pero sin gritar.
Cuando la conducta agresiva del adolescente llega a la violencia física
En ese momento en el que el adolescente ha llegado a perder tanto los papeles que intenta romper objetos, empujarnos o incluso golpearnos, has de seguir estas dos reglas:
- Déjale claro que la violencia es inaceptable y abandona el lugar.
- Nunca intentes atajar la violencia con más violencia, no contraataques.
Deja a tu hijo espacio para que se tranquilice y no intentes ni dialogar, ni argumentar, ni discutir. Cuando se haya tranquilizado habla con él de lo que ocurrió. Si tu hijo llega al punto de agrediros, es hora de pedir ayuda de un especialista. Puedes incluso hablar con sus profesores en el colegio para conocer cuál es su actitud en el aula.
Seguro que si profundizas a través de un consejero o un psicólogo te darás cuenta que hacer frente a la agresividad no es plato de buen gusto para tu hijo, es muy estresante para el adolescente, sobre todo si esa actitud se reproduce desde hace tiempo. Que toda la familia, incluidos los padres reciban apoyo y asesoramiento es esencial para parar el maltrato físico y verbal en casa.