¿Cuándo y cómo se descubrieron los dinosaurios?
La historia de cómo se encontraron los fósiles de los dinosaurios
Los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años y, durante miles y miles de décadas, su existencia permaneció oculta. De los antiguos romanos a los caballeros medievales, muy distintas civilizaciones vivieron su vida sin saber que, tiempo atrás, no fueron los hombres, sino enormes criaturas poblaron nuestra Tierra. Esto nos plantea distintas preguntas, a las que damos una rápida respuesta inicial:
¿Quién fue el descubridor de su existencia?, se considera que fue el paleontólogo Richard Owen.
¿Cuándo se descubrieron y catalogaron los dinosaurios? No fue hasta comienzos del siglo XIX.
¿Dónde sucedió el hallazgo? En el Reino Unido.
¿Cómo se dieron cuenta que esos fósiles eran distintos de los animales hasta entonces conocidos? Esta es la historia que nos ocupa para conocer cómo se descubrió la existencia de los grandes saurios que vivieron en nuestro planeta.
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Cómo se descubrieron los dinosaurios
Los primeros registros de dinosaurios conocidos provienen de China. En escritos antiguos, algunos de ellos tienen más de 1700 años de antigüedad ya se menciona el hallazgo de huesos petrificados. Sin embargo, en aquel entonces pensaban que eran restos de criaturas míticas o dragones.
En 1677, Robert Plot (1640 - 1696), un naturalista inglés, y el primer profesor de química en la Universidad de Oxford, publicó el dibujo de un hueso de dinosaurio que atribuyó a un gigante, sin embargo, aquel resto resultó ser el fémur de un Megalosaurus.
En el Valle de Connecticut (EEUU) se descubrieron entre 1802 y 1860 cientos de huellas de dinosaurios, pero se pensaba que eran rastros de aves primitivas.
No fue hasta comienzos del siglo XIX cuando los hallazgos de varios naturalistas y paleontólogos pudieron poner nombre a aquellos fósiles. De hecho, la realidad de lo que tenían entre manos la descubrieron los ingleses. Y es que, los ingleses de comienzos del siglo XIX estaban realmente interesados en conocer más sobre nuestro mundo, de su curiosidad nacen las grandes exploraciones por territorios aun desconocidos, y sí, también el estudio de fósiles de animales hasta entonces desconocidos. Este interés va a transformar la investigación científica y el conocimiento de las ciencias naturales. De hecho, surgirá una nueva ciencia: la paleontología.
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A comienzos del siglo XIX ya había unos cuantos naturalistas británicos que buscaban y estudiaban restos de fósiles. William Buckland (1784 - 1856) era uno de ellos. En 1818 ya realizaba pequeñas excavaciones para buscar restos de conchas y huesos. Su inquietud le llevó a recopilar una importante colección, tanto es así que invitó al naturalista francés y fundador de la paleontología Georges Cuvier (1769 - 1832) a su casa para presentarle todo lo que había recopilado.
En esta historia también tiene un papel relevante Mary Ann Mantell, una paleontóloga británica que, realizando sus habituales inspecciones para encontrar fósiles, se topó con unos restos fósiles que le llamaron poderosamente la atención. Ella y su marido Gideon se extrañaron del tamaño de aquellos restos que parecían dientes.
Gideon decidió ponerse en contacto también con Georges Cuvier, y le envió un dibujo realizado por Mary del diente que había encontrado. Cuando Cuvier leyó la carta y vio el dibujo, pensó que se trataba de un diente de rinoceronte.
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En 1824, el matrimonio Mantell se reunió con William Buckland que seguía realizando investigaciones y compartieron conocimientos y datos de sus descubrimientos. Esto impulsó a Gideon Mantell a multiplicar sus investigaciones cerca de su vivienda, en el bosque de Tilgate y, en 1834 descubrió un enorme esqueleto de lo que parecía un reptil. Había descubierto los restos de un Iguanodon.
Y aquí entra en juego un personaje indispensable en esta historia, ya que está considerado como el descubridor de los dinosaurios: Richard Owen (1804 - 1892).
Owen fue un reconocido naturalista y fundador del Museo de Historia Natural de Londres. Los estudios de Georges Cuvier le habían inspirado fuertemente y, cuando murió Cuvier decidió proseguir sus investigaciones. Se interesó por las colecciones de los Mantell y de William Buckland y comenzó una ardua labor de clasificación de los fósiles encontrados.
En 1841, tras años de estudios, habló ante la Royal Society exponiendo que había logrado clasificar a reptiles prehistóricos de distintas especies. Y, en 1842 le puso nombre frente a la comunidad científica a estos restos fósiles, los llamó dinosaurios. La palabra estaba formada por "dino" que significa terrible y saurio, que significa lagarto.
Richard Owen adquirió gran fama y prestigio dentro de la sociedad científica de la época y, en 1852, decidió realizar moldes de dinosaurio a tamaño real para que la gente de a pie supiera acerca de la vida de los grandes saurios. Vistió el taller de un escultor y le propuso esculpir dinosaurios a tamaño real. Para realizar este encargo, se usaron los dibujos que habían realizado los Mantell. Este encargo despertó la curiosidad de muchos personajes de la época, incluyendo a la reina Victoria que llegó a visitar el taller y pudo ver en persona la marcha de los trabajos.
En 1854 la réplica de los dinosaurios se expusieron en el Crystal Palace, en el sur de Londres, donde los visitantes pudieron descubrir por primera vez, cómo era el aspecto de los dinosaurios.
Otros descubridores de fósiles de dinosaurios
Mary Anning (1799 - 1849), a la edad de 12 años, desenterró el primer esqueleto completo de ictiosaurio. Era mitad pez y mitad reptil y vivió en el Triásico extinguiéndose en el Cretácico Superior. Pasó gran parte de su vida buscando y estudiando fósiles, pero en la sociedad de aquella época no se aceptaban a mujeres científicas, por lo que no le la tuvo en cuenta. Solo tras su muerte se le valoró el mérito y la Sociedad Geológica de Londres le otorgó el distintivo de miembro honorario.
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En 1837, Christian Erich Hermann von Meyer describió el primer dinosaurio descubierto en Alemania: el Plateosaurus.
En 1878, unos mineros encontraron 29 esqueletos de Iguanodon casi completos en una mina de carbón en Bernissart, Bélgica.
El paleontólogo y naturalista estadounidense Joseph Leidy hizo los primeros hallazgos en los Estados Unidos. En 1856 denominó al terópodo Troodon y dos años más tarde al Hadrosaurus.
Edward Drinker Cope y Othniel Charles Marsh, dos exploradores estadounidenses y enemigos acérrimos iniciaron lo que se conoce como "la guerra de los huesos" y descubrieron múltiples restos en las tierras de Wyoming, Colorado y Montana.
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Hasta comienzos del 1900, la mayor parte de hallazgos de fósiles de dinosaurios procedían de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, con el cambio de siglo y la mayor facilidad para viajar, los investigadores comenzaron a realizar excavaciones en América del Sur, África y Asia. Entre los descubrimientos más importantes se encuentran los huevos de dinosaurio encontrados por Roy Chapman Andrews en el desierto de Gobi.
En España se encuentran algunos de los yacimientos de fósiles más importantes de Europa. En concreto, Cuenca, Valencia y Teruel son las provincias españolas con mayor número de yacimientos. De hecho, se conoce un dinosaurio propiamente español, y forma parte de uno de los hallazgos más importantes de restos fósiles en la península ibérica. Se trata del Aragosaurus ischiaticus, el primer dinosaurio descrito en España.