Por qué usar una escobilla de silicona para el inodoro

Ciertamente la escobilla del inodoro es un artilugio muy útil, aunque muchos lo miren con cara de asco. En definitiva, sirve para aflojar restos que pueden quedar en la porcelana y dejar el váter pulcro y limpio. 

Aunque hay diseños muy distintos para la escobilla, desde los más económicos de plástico a los más costosos cromados o de vidrio, durante años el cepillo en sí estaba elaborado con cerdas de plástico o naturales. Sin embargo, hoy en día es más que fácil encontrarlas de silicona. He adquirido uno de estos cepillos para probarlos y ver si tienen ventajas frente a los tradicionales. Te adelanto que mis conclusiones son bastante positivas, aunque algún punto negativo sí les he encontrado: te explico por qué usar una escobilla de silicona para el inodoro en lugar del cepillo de cerdas de plástico o cerdas naturales.

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Escobilla del váter de cerdas vs escobillas de silicona para el inodoro

Aunque es conveniente cambiar la escobilla del váter con regularidad, en muchos hogares no es viable sustituirla cada vez que se ve sucia o con restos. Por lo tanto, aunque resulte desagradable, es importante someter a una limpieza cada poco tiempo a este elemento. 

Y es que, los clásicos cepillos para el inodoro se ensucian fácilmente y además la suciedad, es bien visible, sobre todo en aquellas escobillas que tienen las cerdas blancas. Además, estas cerdas pueden decolorarse con el tiempo. 

Los que optan por un cepillo con cerdas oscuras, no tienen el problema anterior, o mejor dicho, no lo ven porque las bacterias y los desechos siguen ahí adheridos aunque más ocultos.

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Después de usar diferentes escobillas para el inodoro durante años, todos ellos de cerdas, he decidido probar los de silicona. Tocaba ya cambiarlo y, nada mejor que darle una oportunidad a este nuevo formato de cepillo de limpieza para el váter. Estos son los puntos positivos que he encontrado tras su uso:

Son más higiénicas que los cepillos tradicionales

Las escobillas de silicona para el váter son más higiénicas que las tradicionales de púas. Y es que, este material evita que se adhieran restos sobre su superficie, no solo deshechos sino además, restos de papel higiénico, algo que resulta muy molesto limpiar cuando no te has dado cuenta que en el desagüe quedaba un poco de papel. Por lo tanto, un punto positivo para las escobillas de silicona ya que nada se pega a ellas, ni papel, ni nada más.

Llegan a los rincones más ocultos

Estas escobillas, suelen estar compuestas de pequeñas cerdas (algunas terminadas en punta redondeada) elaboradas con caucho termoplástico, por lo tanto, se doblan y adaptan al lugar por dónde las pasas con facilidad. De esta forma, se adaptan fácilmente para poder acceder al lugar por dónde desagua el váter, un lugar por dónde se suele acumular cal, moho y otras bacterias. Llegan fácilmente a las esquinas, ranuras o huecos menos accesibles

Las escobillas de silicona son fáciles del limpiar

Suelen tener las púas más cortitas, lo que facilita su limpiado una vez se ha cumplido su función. En muchos casos, basa con realizar un nuevo desagüe del váter para ayudar a eliminar con el agua que cae posibles restos que hayan quedado adheridos. Seguro que en alguna ocasión te ha costado mucho limpiar restos que han quedado entre las púas de plástico de los cepillos tradicionales, pero en este caso, escurren mucho mejor.

Además, el agua que queda en el cepillo se evapora más rápidamente que en un cepillo de cerdas, por lo que evita que las bacterias se multipliquen con facilidad.

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No suelen acumular malos olores

Al limpiarse fácilmente, secarse con rapidez y no absorber la suciedad, este tipo de cepillos no suele emitir malos olores. De hecho, el fondo del depósito donde se deja el cepillo hace que el agua o humedad que haya podido caer en el fondo, no esté en constante contacto con el cepillo, por lo tanto, estará seco en poco tiempo. 

Este depósito puede extraerse para limpiarse por separado.

 

¿Y el punto negativo de los cepillos de silicona?

Tras probarlo durante varios días, he encontrado más puntos positivos que negativos a las escobillas de silicona para el váter. De hecho, he adquirido otra más para sustituir la del segundo baño. Sin embargo, si tengo que ponerle una nota más baja a algo es al hecho de que, las púas de plástico o cerdas naturales son más rígidas que las de silicona, por lo tanto, cuando has de limpiar restos que llevan un rato en la porcelana del váter (los que tenéis niños sabéis a lo que me refiero) cuesta un poco más arrastrarlos y hay que frotar con más intensidad, mientras que las cerdas de plástico arrancan más fácilmente los restos pegados al inodoro.

¿Cómo se limpian las escobillas del váter?

No he encontrado en el manual de instrucciones una guía para poder limpiar la escobilla de silicona, en cualquier caso, es bastante intuitiva y lógica su limpieza. 

Basta con aplicar un poco de lejía o detergente sobre la superficie de la piel y frotar con ella por los laterales del inodoro para que se extienda bien. Finalmente, al tirar de la cadena se irá el detergente y el cepillo habrá quedado limpio.

No aconsejo verter producto de limpieza en el fondo del depósito de la escobilla de silicona puesto que no suele ser como los tradicionales y puede escaparse por los laterales, al estar al descubierto para permitir una mejor ventilación y, por extensión, secado de la pieza.

Resumen

Las escobillas de silicona me parecen una estupenda alternativa a los tradicionales cepillos de púas de plástico o cerdas naturales. Son más higiénicos, no acumulan tantas bacterias, su limpiado es sencillo y no se ven sucios, descoloridos u oxidados con el tiempo, sobre todo, en comparación a los cepillos del váter que son de púas blancas. De momento y, tras un uso de varias semanas, me quedo con este nuevo formato de cepillo para el inodoro en detrimento del cepillo de cerdas tradicional.