¿Puedes realmente perder tu acento al hablar otro idioma?
¿Es posible aprender otro idioma y hablarlo como un nativo?
Aprender otro idioma es un reto al que nos enfrentamos muchos, bien sea por tener más oportunidades laborales, por poder comunicarnos mejor al viajar, simplemente el placer de hacerlo o por la necesidad de vivir en otro país.
Si bien este aprendizaje ya supone un importante esfuerzo y trabajo, algo que es posible lograr para poder hablar y entender en otro idioma, el reto sube de nivel si quieres que no se note tu lugar de procedencia o no quieres tener un fuerte acento de origen. Esto nos lleva a cuestionarnos si el aprendizaje de otro idioma se realiza en la vida adulta y no en la infancia, ¿es posible perder el acento al hablar otro idioma?
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Hablar en otro idioma sin acento, ¿es posible?
Perder el acento nativo cuando hablas otro idioma es algo bastante complicado, y es que, la forma en la que hablas y has hablado durante tantos años, se suele quedar de por vida.
Si bien es cierto que algunas personas parecen tener un don especial para los idiomas y, en seguida, captan la distinta tonalidad, pronunciación, ritmo y tono de otro idioma y lo replican prácticamente de la misma manera, son solo unos cuantos afortunados los que tienen esta habilidad; el resto podemos tener un buen nivel de inglés, de francés, de alemán o de chino; pero un nativo, captará en seguida que no es nuestro idioma de nacimiento.
Según los expertos, el acento se desarrolla a partir de los 6 mese de edad. Desde la infancia adquirimos una serie de convenciones de pronunciación en base a nuestro país, ciudad, cultura o clase social y económica. Así, cuando aprendemos a hablar, no solo estamos aprendiendo una serie de palabras como "papá, mamá, bien, sí, no", también aprendemos por imitación a pronunciar los sonidos de esas palabras. Es decir, escuchamos una determinada cadencia, tono o vocalización y la replicamos.
Nuestro cerebro está preparado para reconocer y aprender el idioma que escuchamos al exponernos al mismo, es lo que se conoce como inmersión. Así, si desde pequeños estamos expuestos a dos idiomas distintos, porque la madre y el padre sean de nacionalidades distintas, un bebé aprenderá a pronunciar ambos sin tener ningún tipo de acento. Los bebés aprenden la pronunciación correcta al escucharla y usarla desde sus primeras palabras. Cuando el bebé cumpla el año, ya podrá comenzar a articular esos sonidos que ha estado escuchando desde que nació, hasta el momento de sus primeras palabras, está asimilando y archivando esos sonidos.
Sin embargo, esta habilidad comienza a desaparecer a medida que crecemos, la capacidad de absorber acentos e idiomas se va debilitando. Así, cuando aprendes inglés en la vida adulta, te resulta mucho más complicado "escuchar" esos matices de pronunciación. Para un español, es habitual añadir una "e" a las palabras inglesas que comienzan por "s" (espace en lugar de space); tampoco es sencillo para un angloparlante pronunciar la "r" española o la "j"; de la misma manera, la "u" francesa en palabras como rue, salut o étudiant no es nada sencilla para los no nativos.
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De esta manera, aunque hayas escuchado muchas veces hablar inglés y veas siempre cine y series en versión original, si tu iniciación al idioma no se ha producido en tus primeros años de vida, tu oído no captará gran parte de sonidos diferentes, sobre todo cuando el matiz es muy pequeño y tratarás de adaptar los sonidos que ya conoces al nuevo idioma.
Y es que, alrededor de los 18 años, nuestra capacidad para aprender un segundo idioma cae en picado. Lo mismo puede ocurrir con tu capacidad para hablar con un acento distinto al tuyo nativo. Incluso, si te trasladas a vivir al extranjero y convives constantemente con personas que hablan el idioma, aprenderás y adquirirás gran parte del acento local, pero es poco probable que puedas perder el 100% de tu acento original. Ciertamente no es imposible y hay quien lo logra, pero no es lo común. El mismo Antonio Banderas, después de más de 20 años viviendo en Estados Unidos, mantiene su acento español; y Gwyneth Paltrow, que estudió muy joven en España y tiene un altísimo nivel de español, tiene un punto en su acento que revela que su origen no es español.
¿Qué ocurre con los niños que crecen bilingües?
Patricia Katherine Kuhl es profesora de ciencias del habla y la audición y codirectora del Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington. Según esta experta, un bebé comienza temprano a dibujar una especie de mapa de los sonidos que escucha y este mapa continúa desarrollándose y fortaleciéndose a medida que se repiten los sonidos. Los sonidos que no se escuchan, se pasan por alto y se eliminan de la red del cerebro. Con el tiempo, los sonidos y el acento del lenguaje se vuelven automáticos, es como caminar.
Así, los sonidos se clasifican según, lo que ella califica, su "efecto imán". Es decir, aquellos que se asemejan a un sonido en el idioma nativo se asimilan e interpretan como el sonido conocido del idioma materno.
Pero, ¿qué pasa con los niños que crecen bilingües? Todos hemos conocido niños que hablaban español con fluidez, pero que hablaban otro idioma con sus padres. En esos casos, el cerebro infantil simplemente dibuja dos mapas, y el proceso es particularmente fácil cuando se puede identificar un idioma específico con el tono, el tono y la pronunciación de cada progenitor.
Resumen
Aprender a hablar con fluidez otro idioma es mucho más sencillo que hacerlo sin acento, algo que se vuelve realmente difícil si el aprendizaje del idioma no se realizó en la primera infancia.
Por lo tanto, el mejor momento para comenzar a aprender un idioma para hablarlo como un nativo es en la escuela infantil, cuando el cerebro aún se está desarrollando y de la mano de un profesor nativo.
En la pubertad perder el acento puede ser una lucha y en la vida adulta, quizás sea demasiado tarde. Aunque, según los expertos, no es algo imposible de lograr.