Resumen de La Odisea de Homero: las aventuras de Ulises
Breve relato por capítulos de La Odisea que vivió Ulises según Homero
La Odisea, uno de los grandes relatos de la literatura, escrito por el poeta Homero, nos ha dejado como legado, entre otras cosas, la palabra odisea como sinónimo de una serie de aventuras y desventuras épicas. Se trata de un libro posterior a La Ilíada, donde se narran los sucesos acaecidos en la Guerra de Troya.
De esta manera, lo que cuenta La Odisea son las aventuras de Ulises (Odiseo) en su vuelta a Ítaca tras participar en la Guerra de Troya. A lo largo de su travesía, Ulises se encontrará en lugares inhóspitos habitados por criaturas extrañas y en pueblos en los que es recibido con amabilidad.
Se enfrentará a todas las dificultades posibles para un marino y, regresará a su tierra, junto a su mujer Penélope y su hijo Telémaco solo y en un barco extranjero. Pero no nos adelantemos, en este resumen de La Odisea de Homero, te relatamos los distintos capítulos de las aventuras de Ulises.
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Resumen de la Odisea de Homero
Cicones y Lotófagos
Tras la destrucción de Troya, Ulises siguió a la flota de Agamenon, pero un viento le separó y ancló en una playa de Tracia, país de los Cícones. Ulises arrasó con el país ya que aquellos Cícones eran aliados de los Troyanos, saqueó la ciudad y mató a todos excepto al sacerdote quien le regaló un vino que le será de gran utilidad más adelante. En la contienda, perdió seis hombres.
Siguió su rumbo hacia la isla de Kithyra, donde sus gentes, los lotófagos, fueron hospitalarias con Ulises y su tripulación. Sin embargo, les ofrecieron un fruto típico de la isla, el loto, y los marineros olvidaron su deseo de regresar a su patria. Ulises tuvo que boligarles a la fuerza a volver al barco.
Ver también: Mito griego de Penélope, la esposa que esperó a Ulises 20 años
Los cíclopes y Ulises
Su próxima parada fue la isla de los Cíclopes. Ulises bajó a tierra con varios de sus hombres y llegó hasta una cueva, donde encontró comida y bebida en colosales proporciones. Cuando llegó el dueño de la cueva, el cíclope Polifemo, les encerró dentro colocando una enorme roca. Una vez encerrados, Polifemos comenzó a comerse a los hombres de Ulises, quien para salvarles le ofreció el vino que le había dado el sacerdote. Polifemo aceptó y le preguntó el nombre a aquel hombrecillo, Ulises respondió "Nadie" y después el cíclope bebió el brebaje y quedó dormido en unos instantes.
Aquel momento fue aprovechado por Ulises para cegarlo, le quemaron el único ojo que tenía con un madero incandescente. El resto de cíclopes acudió presto a los gritos que salían de aquella cueva pero al preguntarle quién le había cegado, Polifemo respondió: "Nadie", por lo que le creyeron loco y se alejaron.
Ulises y sus hombres consiguieron salir de la cueva ongándose de la lana del vientre de los animales que allí había y, de nuevo en el barco, Ulises gritó a Polifemo que si alguien preguntaba quién le había dejado ciego dijera "Odiseo, el que abrió las puertas de Troya".
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La isla de Eolo
El siguiente puerto fue la isla de Eolo, donde vivía el rey del viento. Allí fueron tratados a cuerpo de rey durante un mes, y cuando hubieron de partir, fueron agasajados con un regalo: un recipiente de piel de buey que contenía todos los vientos fuertes, excepto Céfiro, para ayudarles a llegar a Ítaca.
Los hombres de Ulises abrieron el recipiente nada más zarpar y todos los vientos escaparon creando una salvaje tormenta que les llevó de nuevo a la isla de Eolo.
La isla de Circe
Sin los vientos de su lado partieron de nuevo en el barco y llegaron hasta el país de los Lestrigones, unos horribles antropófagos de los que consiguieron huir para recalar en la isla de Circe. Allí habitaba una maga llamada Circe, quien inicialmente les acogió con amabilidad, pero después ató a algunos de sus hombres y les convirtió en animales. Ulises fue a hablar con la bruja para rogar que deshiciera el hechizo y, finalmente lo logró. El resto de su estancia fue más tranquila e incluso Ulises llegó a visitar el Mundo de Hades y preguntó allí al adivino Tiresias sobre su regreso a Ítaca.
Tiresias le vaticinó que volvería solo en un barco extranjero para tomar venganza sobre los aspirantes a casarse con su mujer.
La isla de las Sirenas
Las sirenas eran criaturas, mitad pájaros, mitad mujeres que emitían un dulce canto que hacía que los barcos se estrellaran contra las rocas. Ulises tuvo la curiosidad de escuchar su canto y pidió a sus hombres que lo ataran al mástil del barco y, que si pedía que lo desataran, lo ataran aun más fuerte. Así ocurrió, Ulises pudo escucharlas cantar pero lograron pasar por el estrecho de Escila y Caribdis sin chocar.
Escila y Caribdis
Escila era un monstruo marino, cuya parte superior tenía forma de mujer y su parte inferior estaba formada por seis salvajes perros (otras versiones hablan de una cola de dragón). Su cueva estaba en el estrecho de Mesina. Justo enfrente habitaba otro monstruo, Caribdis. Era otro monstruo que devoraba enormes cantidades de agua de mar, guardándola en la laringe y arrojándola sobre las naves que pasaban por el estrecho. Era casi imposible pasar con el barco pero, Ulises lo logró a pesar de perder a algunos hombres en la empresa.
Los bueyes del dios Helios
Su siguiente parada fue la isla de Trinacia, donde pacían rebaños de bueyes blancos que pertenecían al dios del sol, Helio. Ulises prohibió a sus hombres que cazaran a los bueyes, pero estos le desoyeron arrastrados por el hambre y degollaron a algunos. El dios Helio pidió a los dioses ser resarcido y, cuando la nave partió de nuevo, Zeus desató una tormenta que partió la nave en dos. Solo se salvó Ulises agarrado a lo alto del mástil, ya que no había comido de los bueyes.
La isla de Calipso
Tras nueve días de naufragio, Ulises llegó a la isla de Ogigia donde vivía la ninfa Calipso. Ella le cuidó e intentó que se quedara con ella ofreciéndole la inmortalidad, pero Ulises quería regresar a Ítaca y nada parecía anteponerse a ese deseo. Finalmente Calipso ayuda a Ulises a fabricar una balsa y le dio unos consejos para que no se rompiese en su viaje. Ulises partió hacia oriente.
La isla de los Feacios
La balsa no pudo contra la furia de Poseidón que desató una tormenta en el mar. Ulises luchó contra las olas y nadó desesperado hasta la isla de los Feacios (actual Corfú).
Allí le encontró Nsusícaa, la hija del rey que gobernaba la isla, quien le entregó un nuevo vestido y le propuso asearse antes de presentarse ante su padre. Los reyes de aquellas tierras le acogieron y escucharon impresionados las aventuras de Ulises. Le propusieron que se quedara con ellos pero el héroe, les habló de su deseo de volver a su tierra. Y así, enternecidos por su historia, le proporcionaron un barco para que regresara a Ítaca. Fue en este barco, solo y tras una ausencia de 20 años, cuando Ulises retornó a su tierra natal.
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Ulises llega a Ítaca
Cuando Ulises por fin recaló en Ítaca, nadie le reconoció, seguía siendo una figura imponente, pero los años habían pasado por él. Supo que en su ausencia su mujer le había sido fiel, su madre había muerto de nostalgia y su padre, se había refugiado en el campo. Su hijo ya era un joven mozo e intentaba averiguar sobre el paradero de su padre.
Ulises fue informado por el porquero Eumeo, quien lo reconoció, de lo que ocurría con Penélope. Muchos daban por muerto a Ulises y pretendían a su mujer, quien había estado retrasando el momento de dar el sí a un pretendiente hasta terminar el velo que llevaría en su boda. Penélope tejía de día y destejía de noche para así ganar tiempo.
Al enterarse Ulises de los desmanes de los pretendientes que comían y bebían de sus viandas, se disfrazó de mendigo y quiso participar de la competición de arco que se había organizado para escoger ya, sin más retrasos, el que sería el nuevo esposo de Penélope. Ulises ganó la competición y cogió las armas junto con su hijo Telémaco, que ya era consciente de que su padre había regresado, y ambos mataron a todos los pretendientes.
Penélope, que inicialmente no le reconocía, finalmente se dio cuenta que aquel hombre era su marido cuando este se refirió a asuntos privados que solo podían conocer ellos.
Épilogo de La Odisea de Homero
Al día siguiente, Ulises fue al campo a ver a su padre, quien dichoso, lo estrechó entre sus brazos.
Los familiares de los pretendientes muertos quisieron vengar su muerte, pero Atenea, tomando la forma del anciano Mentor, medió entre ellos para aplacar los ánimos.
Ulises y Penélope vivieron en paz desde entonces.
Y así termina la historia de Odiseo o Ulises según Homero, una de las historias antiguas más importantes que existen. Sin embargo, algunas tradiciones relatan que Ulises vivió más aventuras después de La Odisea.
El poema La Telegonía, hablaba sobre la vida de Ulises y Penélope después del final de la Odisea. Estos escritos hablan de más ausencias de Ulises, que parte en varios viajes más cortos.