Cómo actúan las vacunas para acabar con los virus
Vacunas: tipos de vacunas y qué contienen
Aunque algunos pueblos antiguos practicaban un sistema parecido a la vacunación, las vacunas tal y como las conocemos se utilizan desde finales del siglo XVIII, cuando un médico, Edward Jenner se dio cuenta de que una enfermedad viral como era la viruela, podía prevenirse inoculando materia extraída de la propia pústula.
Conoce cuál es la historia de la viruela, cómo actúan las vacunas para acabar con el virus y cuál puede ser el futuro de la vacunación, en el que trabajan actualmente los virólogos y científicos.
El descubrimiento de la vacuna
Fue el médico británico Edward Jenner quien descubrió la primera vacuna en 1796. Jenner realizó un experimento de inmunización con viruela procedentes de las vacas para poder prevenir la viruela humana, una enfermedad devastadora en la Europa del siglo XVIII.
Jenner utilizó viruela de las vacas porque se dio cuenta de que los campesinos de la época, permanecían inmunes o enfermaban levemente cuando se producía una epidemia de viruela, incluso tras ordeñar a vacas contagiadas.
Esta observación permitió a Edwiard Jenner realizar su famoso experimento: inoculó a un niño de ocho años materia extraída de las pústulas de una mujer que ordeñaba vacas y que había sido infectada por estos animales. Semanas después, le volvió a inyectar esta materia. El niño no llegó a padecer la enfermedad. Pero, ¿por qué funcionó?
Para comprender cómo actúan las vacunas sobre el organismo, es necesario comprender antes cómo funciona el sistema inmunológico del cuerpo.
Las vacunas y el sistema inmune del cuerpo
Cuando virus, bacterias, hongos u otros patógenos invaden nuestro cuerpo, nuestro sistema inmune comienza a actuar, y desencadena una serie de respuestas para identificar qué está causando la infección y para aniquilar a esos agentes extraños.
Los signos que indican que el cuerpo humano está combatiendo una infección es la tos, la fiebre, el goteo nasal o la inflamación. Mediante esta serie de síntomas, nuestro cuerpo actúa para eliminar el virus o la bacteria que está causando la enfermedad. Es una respuesta inmunitaria innata que además desencadena una segunda línea de acción, es la inmunidad adaptativa.
Unas células, las células B y T, actúan para identificar y combatir microbios, así como para almacenar información sobre ellos. De esta manera, crean un recuerdo de cómo eran, cómo actuaban y cómo se actuó contra los agentes invasores sobre el organismo. Así nuestro organismo puede estar preparado si el patógeno vuelve a actuar en nuestro cuerpo.
En cualquier caso, el cuerpo necesita de tiempo para aprender a reaccionar frente a determinados patógenos y así crear una defensa contra ellos. ES más, si una persona es demasiado mayor o demasiado joven, su sistema inmune no podrá rendir de forma óptima, por lo tanto, si se enfrentan a algunos tipos de virus o bacterias agresivos, podría suponer un grave riesgo para su salud.
Vacunas: preparar al cuerpo para afrontar el ataque viral
No todas las personas toleran igual el ataque de algunos virus o bacterias, como hemos visto, hay poblacion de riesgo como niños, ancianos, mujeres embarazadas o personas que, a consecuencia de otra enfermedad, tienen el sistema inmunológico comprometido. Estas personas requieren de determinadas ayudas extras para afrontar algunas enfermedades virales sin que éstas supongan un grave riesgo para la salud.
Por esa razón, hoy en día, no solo confiamos en la respuesta del cuerpo humano para combatir virus y, recurrimos a la medicina, para ayudar al organismo. Así, se desarrollaron, como vimos, una forma de afrontarlos y eliminarlos, son las vacunas.
Usando los mismos principios que el sistema inmune del cuerpo usa para identificar, eliminar y aprender de los virus, las vacunas se utilizan para desencadenar una respuesta del sistema inmune ante un patógeno sin exponer a la persona a toda la virulencia que puede tener ciertos virus.
Este principio ha dado lugar a la creación de muchas y muy distintas vacunas, cada ella es única y sirve para prevenir una enfermedad concreta causada por algunos virus.
Tipos de vacunas
- Por un lado, están las vacunas atenuadas que están compuestas por el patógeno en sí, pero en una versión mucho más débil y tolerable por el organismo.
- Por otro lado existen las vacunas inactivas de patógenos que han sido aniquilados.
- Además, tenemos un tercer tipo de vacunas, las vacunas de subunidad, que está hecha de una parte del patógeno, c. onocido como antígeno. Es decir, usan solo una parte en concreto del germen, como su proteína, azúcar o cápsula.
En estos casos, se asegura que, al inocular la vacuna en una persona, no están transmitiendo la enfermedad en sí misma, sino una forma de alertar a los anticuerpos para que detecten y aprendan de la enfermedad, para así poder estar preparados para cuando realmente el virus, con todo su potencial, penetre en el cuerpo.
En definitiva, lo que hacen las vacunas es estimular una respuesta inmune, enseñan al cuerpo a defenderse de los patógenos.
Las vacunas del futuro
Los virólogos están estudiando constantemente nuevas fórmulas de vacunas y creando nuevas generaciones de ellas. Una de ellas, es la vacuna de ADN. Este tipo de vacuna sobre la que todavía se estudia, actúa inyectando directamente ADN, aislando los antígenos que el cuerpo necesita para desencadenar una respuesta inmune. Los genes, enseñan a las células a producir antígenos. Esto provoca una respuesta inmune más fuerte y prepara al cuerpo mejor para ataques futuros. Y, como solo contiene material genético, no se ocula en una persona el patógeno en sí mismo, evitando así desencadenar reacciones en el organismo.
Si estas vacunas tienen éxito, los expertos podrían crear tratamientos más efectivos contra los patógenos tanto existentes como los que puedan surgir en los años venideros.
En los años venideros, veremos avances en el campo de las vacunas para lograr erradicar de forma rápida y eficaz algunas enfermedades que todavía hoy siguen matando a miles de personas.