Cómo vive el enamoramiento un adolescente
El primer amor en la adolescencia: pasiones y emociones a flor de piel
¿Quién no recuerda a su amor de adolescencia? Es la etapa de la exaltación del amor, del descubrir emociones nuevas, de las miradas, los roces y la sonrisas. Es un momento de vivir sensaciones con una intensidad desconocida hasta el momento.
El enamoramiento en la adolescencia es, en definitiva, un estado de ánimo. El éxtasis se apodera de los adolescentes y no parece importar nada más que esa otra persona que ocupa los pensamientos, los sueños y los deseos. ¿Acaso no recuerdas cómo fue tu primer amor? Así es cómo vive el enamoramiento un adolescente.
Amor correspondido vs amor no correspondido en la adolescencia
Cuando un adolescente se enamora pueden ocurrir dos cosas:
1. Que su amor sea correspondido y ambos comiencen a explorar nuevos sentimientos y sensaciones, tanto físicas como emocionales. Ese primer amor les lleva al éxtasis más absoluto, a idealizar a la pareja y a sentir que viven solo por y para ella. Es el momento en el que muchos adolescentes que ven correspondido su amor por su pareja inician la etapa de las relaciones sexuales como prueba máxima del amor, y es que, es frecuente que los adolescentes confundan amor con deseo sexual.
2. Que no sea correspondido, en cuyo caso el adolescente entra en un estado de profunda tristeza. Vive con angustia, desesperación e incluso en ocasiones deseos de no vivir, el rechazo por parte de su enamorado. Ya sea que no le hace caso, ha recibido un rechazo directo o prefiere a un amigo, el adolescente vive esta situación como una injusticia. Y este sentimiento de rechazo o de sentirse ignorado por el enamorado puede derivar en la creación de complejos: “como soy feo”, “claro, estoy gordo”, “no soy divertido”, “no valgo nada”. Y así llega a la melancolía amorosa.
¿Es amor o es obsesión en la adolescencia?
Para muchos adolescentes el amor se convierte en algo obsesivo, no pueden dejar de pensar en la otra persona, quieren pasar todo el tiempo juntos, ir a los mismos sitios, hablar por teléfono cuando no pueden verse… Es el centro de su vida.
Es más, se tiende a magnificar y a idealizar a la pareja tanto que la relación se vive con un punto de fantasía. Es frecuente llegar a pensar que ese primer amor, es la persona con quien quieres pasar el resto de tu vida porque es la persona ideal.
El enamoramiento en la adolescencia se vive con tal intensidad que se tiende a idealizar al enamorado tanto que, se enamoran de lo que imaginan que es, más que de lo que realmente es. Todo lo que dice y hace es perfecto y, no se le ocurra a nadie poner un “pero” a esa persona porque le defenderá con uñas y dientes.
Incluso las cualidades negativas serán relegadas a un segundo plano y, en esa fase de exaltación del amor, casi ni percibirán que, quizás, no es la persona adecuada.
El lenguaje del cuerpo cuando el adolescente está enamorado
Es fácil percibir cuando un adolescente está enamorado, los sentidos están trabajando al máximo: las miradas, los gestos o la voz lo son todo, más aun cuando el amor es correspondido.
Los demás, desde fuera aprecian como el adolescente tiene una sonrisa especial, un brillo en la mirada, ha cambiado de forma de vestir, canturrea… Puede resultar tierno o incluso hilarante ver cómo al adolescente se le iluminan los ojos si ve un mensaje de su pareja, si le ve aparecer a lo lejos o ha quedado para pasar un rato juntos por la tarde.
Por el contrario, si el adolescente está enamorado de alguien que no le corresponde, puede mostrarse irritable, inseguro o incluso sufrir trastornos de sueño. En su cara se reflejará la insatisfacción y la tristeza, pero, de igual manera, cuando le vea aparecer, su corazón se acelarará, comenzará a sudar e incluso puede llegar a tartamudear o a decir cosas sin sentido.
Las primeras experiencias en la adolescencia
Al margen de las emociones y el sentimiento de amor hacia la otra persona, los adolescentes se encuentran dentro de un torbellino hormonal, tanto los chicos como las chicas. En el caso de los varones, por ejemplo, los niveles de testosterona aumentan, también el número de erecciones y con esto, mayor predisposición a mantener relaciones sexuales.
En cuanto al inicio de las relaciones sexuales, varía mucho de unos grupos a otros. Mientras que en algunas “pandillas” está mal visto el inicio temprano de las relaciones, y las chicas pueden estar mal consideradas o tener peor reputación si ya las han mantenido (ya que aun existe mucha diferencia de género a la hora de afrontar las relaciones sexuales), en otras puede verse como positivo a quien ya se haya iniciado, marginando a quien no haya llegado a ese punto e incluso tratándolo de forma diferente.
Según una encuesta realizada en 2017, en España se pierde la virginidad a los 17,7 años y, las chicas suelen inician antes que los chicos. Una edad que ha bajado a lo largo de las últimas décadas y que es superior a la de otros países como Estados Unidos o Colombia.
Lo que no ha cambiado a lo largo de los años es que, la primera relación sexual suele ser un asunto de gran importancia para chicos y chicas y un quebradero de cabeza y fuente de preocupación para los padres.
El primer fracaso amoroso
De la misma manera que, los adolescentes se enfrentaron con pasión a esos primeros sentimientos de enamoramiento, viven con desesperación el fin de ese amor. De nuevo, hay dos formas de vivir este fracaso:
El abandonado vive con desasosiego, tristeza y una gran sensación de fracaso ese fin del amor. El que no tomó la decisión de romper, como en la vida adulta, es el que más sufre. Todos hemos sido “dejados” alguna vez y, la primera es la más inesperada y la que nos vuelve a poner en el suelo tras la etapa del amor. Hay quien nunca se recupera de ese primer amor.
El que abandona puede que no vuelva a mirar atrás o a pensar en ese primer amor en mucho tiempo porque ya está inmerso en otra relación o en nuevas expectativas de relaciones. O simplemente puede que viva con liberación el final de esa relación y quiera disfrutar de su soltería.