Cuál es la relación entre el dolor de estómago y la ansiedad o el estrés
¿La ansiedad provoca dolor de tripa o el dolor de tripa provoca ansiedad?
¿Sueles tener molestias estomacales y no están asociadas a ninguna enfermedad en concreto? O por el contrario, ¿sufres de un trastorno gastrointestinal y te provoca mucha ansiedad?
Al sistema digestivo se le conoce como el segundo cerebro, y es que por los intestinos pasa mucho tejido nervioso, que es muy sensible a las emociones.
Hay quien pasa por docenas de pruebas médicas para averiguar el origen de su malestar sin que ninguna de ellas revelara ninguna patología en concreto. Y, finalmente, tras un largo tiempo de frustración y desesperación descubre que hay una relación entre el dolor de estómago y la ansiedad y el estrés. Veamos por qué.
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La relación entre el dolor de estómago y la ansiedad
Hay pacientes en tratamiento para la ansiedad y el estrés entre cuyos síntomas también aparece las molestias gastrointestinales: dolor de estómago, punzadas en la tripa, reflujo gastroesofágico, diarrea, náuseas, ardor, etc.
Pero, ¿es la ansiedad la que provoca dolor de estómago o es el dolor de estómago el que provoca ansiedad? En realidad pueden suceder ambas cosas, la relación es bidireccional:
Caso 1: Cuando el dolor de estómago provoca ansiedad
Por ejemplo, una persona con reflujo gastroesofágico puede ver agravada su dolencia a causa de la ansiedad que le provoca, haciendo que aumenten sus molestias a lo largo del día, e incluso consiguiendo que le impida descansar adecuadamente.
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Una persona que padezca un trastorno como el síndrome del intestino irritable, colitis o reflujo, puede provocar ansiedad y depresión. Y es que, convivir con un dolor crónico, una molestia diaria o una enfermedad que nos condiciona, puede elevar el nivel de ansiedad y estrés de forma exponencial. Parece que incluso es difícil pensar en otra cosa que no sea esa molestia. El paciente además se siente solo, porque las quejas constantes parecen incluso alejar a las personas de su lado; o poco comprendido, por más que intenta explicar su dolencia, nadie la vive tal y como lo hace él.
Caso 2: Cuando la ansiedad provoca dolor de estómago
Por el contrario, en personas que de entrada no tienen ninguna patología previa relacionada con el sistema digestivo, pueden comenzar a padecer problemas gastrointestinales si viven un período de sus vidas con un alto nivel de estrés. Y e que, una de las consecuencias más conocidas de la ansiedad es el dolor de estómago, junto con la depresión, el insomnio o el dolor de cabeza.
Según los expertos, el estrés crónico puede tener efecto a largo plazo en el intestino y en la forma en la que absorbemos los nutrientes, provocando acidez, ardor, hinchazón o diarrea. También puede alterar el metabolismo del cuerpo derivando en una situación de obesidad. Incluso, la liberación constante de cortisol en el flujo sanguíneo en situaciones de estrés puede reducir la sensibilidad a la insulina.
De hecho, una persona en tratamiento farmacológico habitual para tratar la ansiedad, puede estar tomando antidepresivos potenciadores de la serotonina. Y es que, la serotonina afecta a distintas funciones corporales y además está asociada a diversos trastornos psiquiátricos. El nivel de serotonina puede disminuir por el estrés, lo cual afecta al estado de ánimo y a la ansiedad. Por lo tanto, al potenciar la serotonina mediante fármacos, el organismo se ve afectado por los efectos secundarios de esos medicamentos. Y... ¿adivinas? Uno de esos efectos secundarios es el malestar gastrointestinal. La persona que toma este tratamiento puede sufrir de diarrea, estreñimiento, náuseas o dolores de estómago.
En este caso, una buena medida a tomar sería eliminar primero las molestias gastrointestinales hablando con tu médico para conseguir un tratamiento óptimo que los alivie y después, seguir una terapia conductual que pueda abordar la ansiedad y darte herramientas para poder afrontarla y superarla.
La relación entre el estómago y el cerebro
Se cree que esta relación entre la ansiedad y el estómago sucede porque hay una relación entre el cerebro y el sistema digestivo. Los estudios al respecto han concluido que esta conexión es real y que afecta a la forma en la que nos comportamos y pensamos.
De hecho, al sistema digestivo se le ha llegado a llamar "el segundo cerebro". Los expertos cada vez están más convencidos de que el sistema digestivo tiene una función mucho más compleja y amplia que el procesado de los alimentos que tomamos. Se están llevando a cabo investigaciones que pasan por la posibilidad de utilizar el sistema digestivo para tratar enfermedades mentales.
Un asunto relacionado con esta conexión entre el intestino y el cerebro es el microbioma. Se trata de billones de microorganismos que habitan nuestro cuerpo, son los microbios, es decir, hongos, parásitos, virus y bacterias. Muchos de ellos viven en el intestino delgado y en el grueso. No todos son malos y sirven para mantener el cuerpo funcionando de forma óptima, de hecho, estos microbios son clave para la digestión porque su actividad le permite a nuestro cuerpo absorber ciertos nutrientes de los alimentos. Este microbioma es tan importante que algunos consideran que es como un segundo cerebro ubicado en el intestino.
Los investigadores han estudiado los microbiomas de diferentes personas y, se han dado cuenta de que las personas con ansiedad y depresión tiene un microbioma que se ve diferente de aquellas personas que no tienen ansiedad y depresión.
En este caso, si los trastornos gastrointestinales pueden causar ansiedad y tener microbios dañinos puede causar o empeorar ansiedad, entonces tal vez la manera correcta de proceder es recibir tratamiento inicialmente para el problema gastrointestinal y después enfocarse en la salud mental. Algunos estudios sugieren que los probióticos que contienen ciertas cepas de bacterias
como lactobacillus y bifidobacterium pueden ayudar ayudar a tratar los trastornos mentales, como la ansiedad, aunque esta investigación todavía no es concluyente.
Conclusión
Si padeces un problema gastrointestinal y esto te causa ansiedad, asegúrate de priorizar el tratamiento para tu problema de estómago. No lo ignores pensando que tan solo es estrés ya que puede terminar desencadenando un problema de ansiedad.
Pero, si tras la realización de pruebas médicas no se evidencia ninguna patología concreta y tu estómago está en buenas condiciones, el tratamiento a seguir ha de ser terapéutico para lograr eliminar esa ansiedad y ese estrés de tu vida.