Cuándo cambiar una esponja de baño y cómo mantenerla libre de gérmenes
Por qué es importante cambiar la esponja del baño periódicamente
¿Hace cuánto tiempo que no cambias la esponja del baño? Y, si la tienes desde hace meses o incluso ya ha pasado más de un año y sigues usando la misma, ¿al menos la desinfectas?
Si tu esponja tiene ya unos cuantos meses y además no la limpias regularmente, prepárate para escuchar algo realmente asqueroso. Las esponjas de ducha, bien sea las naturales como las esponjas marinas y luffas, como las sintéticas como las esponjas de malla o las clásicas sintéticas, pueden albergar docenas de bacterias, además de restos de células y otra suciedad. Es más, aclararla con bajo el agua de la ducha no elimina los gérmenes. Te explicamos cuándo cambiar una esponja de baño y, hasta que eso ocurra, cómo puedes mantenerla libre de porquería.
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Por qué debes cambiar la esponja de baño
El momento del baño o la ducha es uno de los más placenteros del día ya que nos proporciona relajación, tranquilidad y liberación de estrés. En nuestras rutinas de ducha, la esponja forma una parte esencial para frotar con ella y no solo limpiar, sino también exfoliarnos y arrastrar células muertas. En este sentido, cada persona prefiere un tipo de esponja, las hay naturales (marinas y luffas) y sintéticas (mallas y sintéticas). Entre las más vendidas están las sintéticas, ya que son las más económicas y ofrecen distintas tipologías desde las más suaves a las más rígidas o incluso de doble cara.
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En cualquier caso, sea cual sea la esponja que uses, está acumulando suciedad. Y es que, con cada lavado está reteniendo restos de jabón, células muertas, aceites presentes en nuestra piel, sudor y restos de suciedad.
Piensa que las esponjas tienen muchos rincones y grietas, y son muy porosas. De esta manera, cuando usas una esponja en la ducha para limpiar te bien, toda la suciedad se va alojando en esos recovecos, lo que las convierte en un caldo de cultivo bacteriano.
Además, ya no es solo la suciedad que acumula al usarla, tras la ducha, el cuarto de baño queda con humedad y la esponja es además un entorno húmedo, por lo tanto, el moho puede albergarse dentro de una esponja.
Ahora que ya sabes cuánta suciedad puede contener es momento para pasar a limpiarla de forma regular para, al menos, el tiempo de su vida útil, sea lo más higiénica posible.
Cómo limpiar una esponja de ducha: 8 tips
1. Aclarar bien la esponja bajo la ducha y eliminar el exceso de jabón no es suficiente para mantener una esponja limpia, en cualquier caso, es el primer punto a seguir para mantenerla en buen estado. Asegúrate de que eliminas bien toda traza de jabón y no tengas prisa en salir de la ducha sin haber realizado esta tarea.
2. Deja la esponja secar en algún sitio que pueda ir eliminando el exceso de humedad y así evitar la proliferación del moho. Si metes la esponja en algún recipiente de plástico dentro de la ducha o la bañera, será mucho más difícil que seque y será un caldo de cultivo para que las bacterias se multipliquen.
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3. Evita almacenar esponjas húmedas juntas ya que será todavía más difícil que se seque, por lo tanto, intenta mantener separadas las esponjas de los distintos miembros de la familia.
4. Prueba el método de microondas: coloca una esponja empapada en el microondas y cocínala durante un minuto completo. Luego déjala enfriar antes de sacarla del microondas para no quemarte. Se ha descubierto que este método elimina alrededor del 99,9 % de los gérmenes dañinos.
5. El método del lavavajillas: coloca la esponja en el lavavajillas durante un ciclo regular. Al igual que el método anterior, se ha descubierto que este elimina alrededor del 99,9 % de los gérmenes dañinos. Si tu esponja es natural y temes que se estropee utiliza un ciclo de 30º y no el de 50º.
7. El método del vinagre: es un sencillo sistema que consiste en sumergir la esponja en tres partes de agua y una de vinagre. Deja que repose durante unos 5 minutos antes de sacarla y finalmente enjuaga con agua fría. Si bien no es tan efectivo como los otros métodos, se cree que puede acabar con el 99.6% de los gérmenes dañinos.
8. Prueba el método de lejía: usa un balde y agrega agua con un chorro de lejía. Luego deja dentro la esponja para que absorba el líquido durante al menos 5 minutos. Por último, retira la esponja del balde y enjuágala muy bien antes de usarla de nuevo. Se cree que este método elimina alrededor del 99,9 % de los gérmenes dañinos.
Cuándo cambiar la esponja de la ducha
En caso de que te resistas a dejar la esponja de ducha y a usar las manos, lo recomendable es reemplazar la esponja cada tres semanas, según los expertos. Sin embargo, la realidad es que pocas personas recurren a este reemplazo ya que no resulta económico. Si es tu caso, puedes al menos intentar mantener tu esponja libre de gérmenes limpiándola habitualmente, idealmente después de cada ducha, hasta que decidas cambiarla por otra.
Muchos dermatólogos consideran que es preferible utilizar un buen gel y las manos para limpiarse en lugar de las esponjas. Las manos son suficientes para frotar el limpiador por el cuerpo y limpiar la suciedad y el sudor presente. De esta manera, se evita usar un elemento que puede estar acumulando bacterias y hongos y que puede ser peor para nuestra salud. En cualquier caso, si es necesario frotar con algún elemento, aconsejan usar un cepillo de cerdas suaves para exfoliar la piel y arrastrar células muertas. Estos cepillos son una mejor opción para muchos especialistas aunque también se deben limpiar periódicamente y no se deben dejar en una ducha húmeda y sin ventilación.
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Otra alternativa son los paños de ducha. En este caso, lo más aconsejable es lavarlos en la lavadora después de cada uso. Lo cual puede resultar un inconveniente si no se ponen muchas lavadoras en casa.