Creo que mi hijo es TDAH, ¿y ahora qué?
Qué hacer ante la sospecha de que el niño tenga un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
Hace unas décadas el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) estaba infradiagnosticado y los niños que tenían este trastorno del comportamiento pasaban por ser niños despistados, impulsivos o muy traviesos e inquietos sin que recibieran ningún tipo de ayuda o atención. Sin embargo, hoy en día ocurre lo contrario y muchos neurólogos se quejan de la gran cantidad de padres y profesores que etiquetan a cualquier niño más movido que los demás como hiperactivo.
Sin embargo, para poder hablar de TDAH en un niño, se requiere de un diagnóstico y es el neurólogo o el psicólogo infantil quien puede determinarlo después de haberle realizado una serie de pruebas.
Por lo tanto, si sospechas que tu hijo es TDAH y te estás preguntando qué has de hacer y qué pasos se siguen ante este tipo de casos, te explicamos distintas vías a las que puedes recurrir antes de ponerle una etiqueta que puede que no se corresponda con la realidad.
Ver también: El lado bueno en niños con déficit de atención e hiperactividad
¿Cómo es un niño TDAH?
Partamos de la base de que el TDAH no es una enfermedad, es un trastorno de la conducta, por lo tanto, no tiene una cura, sino un tratamiento para enseñar a educadores, padres y al propio niño a gestionarse y autrocontrolarse. Y es que, los principales síntomas de una persona con TDAH son:
Dificultad para mantener la atención y concentración de forma sostenida sobre determinadas actividades. No es cierto que los niños inatentos no puedan concentrarse en nada, de hecho, pueden hacerlo muy bien sobre temas o tareas que les resultan de gran interés. El problema llega con aquellas que no les motivan en exceso. Mientras que otro niño puede atender mejor cuando algo no le interesa, para el niño TDAH resulta realmente difícil.
Impulsividad: los niños TDAH reaccionan con impulsividad de forma general, por ejemplo, no leen bien el enunciado de un problema y responden sin pensar; se precipitan, no reflexionan o piensan en las consecuencias de sus acciones o tienen respuestas rápidas e irreflexivas. Por lo tanto, pueden parecer irresponsables e insensatos.
Hiperactividad: aunque el déficit de atención puede presentarse con o sin hiperactividad (TDA), cuando a la inatención se le suma la hiperactividad, los niños muestran una inquietud constante, una energía que no parece tener límites, hiperquinesia o movimientos constantes, falta de sueño o dificultad para mantenerse quietos y tranquilos.
No es sencillo convivir con una persona TDAH, ya sea en casa o en el aula por lo que suelen recibir muchas reprimendas, castigos y regañinas. Esta actitud de los demás les lleva a pensar en muchas ocasiones cosas como “soy tonto”, “yo no puedo”, “soy malo”. En definitiva, la autoestima de las personas con déficit de atención e hiperactividad suele ser baja.
Sin embargo, no todos los niños movidos, inquietos, despistados, distraídos o con problemas de aprendizaje son TDAH. Psicólogos y neurólogos son las personas que pueden ofrecer un diagnóstico de TDAH ya que, en edades tempranas, los síntomas pueden confundirse con un comportamiento infantil en desarrollo.
Ver también: Los mejores deportes para niños con TDAH
Creo que mi hijo es TDAH, ¿qué debo hacer?
Es posible que, si tienes un hijo muy inquieto hayas comentado alguna vez que "este niño es hiperactivo", puede que incluso su tutor o tutora te haya llamado en alguna ocasión para comentarte que se distrae demasiado en clase, que le cuesta estar quieto en la silla o que tiene un retraso evidente en la lectoescritura. Todas ellas son pistas, ya que el fracaso escolar es una de las consecuencias que padecen muchos niños TDAH.
Por lo tanto, bien sea que tengas una sospecha al observar su conducta en casa o bien sea que desde el colegio ya te han avisado que su conducta encaja con un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es necesario que obtengas un diagnóstico apropiado por parte de un profesional, nunca de un padre, un amigo o un maestro. Por lo tanto, en esta tesitura puedes seguir dos caminos actualmente en España: acudir por la vía privada o por la vía pública para realizarle una serie de pruebas. Veamos cada una de ellas:
Ante la sospecha de que el niño es TDAH: por la sanidad privada
Si tienes un seguro médico privado, conoces psicólogos expertos o tienes medios económicos suficientes como para costear los informes que le realizarán por esta vía, lo que has de hacer es concertar una cita con un gabinete psicológico especializado en diagnóstico de TDAH en la infancia.
Los psicólogos se reunirán con los padres y el niño y, tras una cita inicial en la que se expondrá el problema que está ocurriendo, si opinan que puede encajar con un posible caso de TDAH, le realizarán distintas pruebas.
Según el gabinete con el que contactes podrán realizarle unas pruebas u otras pero en la mayor parte de casos, el niño habrá de realizar una serie de test. También podría valorarle un logopeda y un psicólogo.
Estas pruebas se realizarán en distintos días y se irá recabando toda la información para preparar un informe final. Este informe (en ocasiones un gran cuaderno con gráficas y resultados a cada una de las pruebas) que se entrega a la familia junto con la valoración final, contiene un diagnóstico.
Una vez obtenido, si resultara TDAH se podría iniciar un tratamiento conductual en el mismo gabinete de psicólogos enfocado no solo a ayudar al niño sino también a la familia. Además, el psicólogo podría recomendar contactar con un neurólogo para que reciba tratamiento farmacológico.
El informe y el estudio del niño por parte de psicólogos privados tiene un costo que puede ir a partir de los 500 euros. Después se sumaría cada una de las sesiones a realizar en el centro psicológico.
Ver también: ¿Se supera el TDAH en la edad adulta?
Otra opción: obtener un diagnóstico a través de la sanidad pública
Si no puedes costear el dinero que resulta de acudir por la vía privada a un psicólogo infantil o simplemente confías en la sanidad pública, también puedes seguir esta vía. En este caso, los pasos a seguir serán:
Acudir al pediatra para comentarle el problema que se está dando en casa y en el colegio, tras realizar una serie de preguntas y valorar si podría encajar con un caso de TDAH, el pedíatra derivará el caso al especialista, en este caso, el neurólogo infantil.
El neurólogo hablará tanto con los padres como con el niño, realizará una historia clínica del niño y preguntará por los posibles casos de TDAH en la familia. Asimismo, entregará unas fichas a rellenar a los padres sobre temas relacionados con la conducta del niño y, pedirá a los padres que su tutor, rellene otras fichas similares.
Al niño también se le realizarán una analítica de sangre y una prueba de privación del sueño para descartar problemas neuronales. Esta prueba consiste en la monitorización del cerebro tras pasar una noche prácticamente en vela.
Una vez recibidos las fichas y los exámenes médicos y estudiando sus resultados, si se pone en evidencia que el niño tiene un problema de atención y una impulsividad latente, se valorarán los resultados académicos del niño. En caso de que, pese a todo, el niño no tenga problemas de aprendizaje y esté sacando buenas notas, se le irá realizando un seguimiento cada ciertos meses. En caso de que se esté dando un problema de fracaso escolar, el neurólogo propondrá a los padres la posibilidad de iniciar un tratamiento farmacológico.
El neurólogo realizará un seguimiento del niño cada ciertos meses para valorar su evolución y si está resultando efectivo el tratamiento.
Tras el diagnóstico de un niño con TDAH...
Una vez en mano con el diagnóstico, bien sea privado o público, se entregará al colegio para que el tutor sea consciente de sus problemática y pueda ayudarle en el aula.
Actualmente el niño puede recibir cierto grado de apoyo en clase:
- Tendrá más tiempo que los compañeros para realizar exámenes.
- Las preguntas de sus exámenes deben estar planteadas de forma más directa y no abstracta.
- La letra y tipografía de los exámenes será más grande y clara.
Además tendrá preferencia a la hora de recibir refuerzo escolar en las materias que lo necesite, generalmente matemáticas y lengua.
Asimismo, si los padres lo creen conveniente, el niño podría realizar un seguimiento por parte de un psicólogo que le ayudará a afrontar su impulsividad y su hiperactividad, así como le dará pautas para poder concentrarse mejor. También ayudará a los padres a gestionar la conducta en casa.
En caso de ser necesario, quizás requiera de un seguimiento por parte de un logopeda, sobre todo si hay alguna dificultad lectoescritora o algún grado de dislexia.
En caso de que el neurólogo haya pautado un tratamiento farmacológico, el niño seguirá viendo al neurólogo de forma periódica.