Cómo ayudar a un adolescente con TDAH cuando las rutinas de la infancia fallan
Consejos para adaptar la terapia conductual para el TDAH a la nueva etapa de tu hijo: la adolescencia
Mientras que los niños con TDAH se pueden mostrar más participativos en las terapias conductuales, y todas las demás ayudas que favorecen que pueda tener buenos resultados escolares y que la vida en casa no sea tan caótica; el adolescente con TDAH puede rebelarse contra todo lo establecido para ayudarle. Por lo que, el joven puede iniciar una etapa de malos resultados escolares, conflictos con los padres y mal carácter.
¿Cómo ayudar a un adolescente con TDAH?, ¿cómo manejar los síntomas del déficit de atención e hiperactividad de los que ya no son tan niños y quieren imponer su criterio?
Cambios en el adolescente con TDAH
Cuando el TDAH es diagnosticado en la infancia y el niño, padres y educadores cooperan para controlar sus impulsos y mejorar su capacidad de concentración, el niño puede terminar la educación primaria con éxito.
Con trabajo y esfuerzo, un niño TDAH puede desarrollar todo su potencial y mejorar su conducta sustancialmente pero, ¿qué ocurre cuando llega la adolescencia?
Muchos adolescentes se rebelan, como adolescentes que son, contra la terapia conductual y contra todas las reglas que habían resultado tan efectivas. Muchos adolescentes con TDAH se muestran desafiantes, irascibles, desorganizados, rebeldes y poco colaboradores. Es así como, de nuevo, muchos padres se dan cuenta de que no estaba todo conseguido y que, han de encontrar nuevas formas de ayudar a su hijo adolescente con TDAH, porque las antiguas ya no sirven, ¿qué hacer?
Consejos para padres: cómo ayudar a un hijo adolescente con TDAH
Adáptate a la nueva situación
Tu hijo ya no es un niño al que puedas mandar como si tuviera 7 años. Es una persona más madura, más autónoma y demanda independencia. Mantener las misma serie de normas y reglas de la infancia no hará otra cosa que asfixiar al adolescente con TDAH, incluso aunque sean por su bien. Los adolescentes se avergüenzan si sus padres acuden al centro escolar para consultar constantemente con los maestros y, las rutinas conductuales de la infancia, les aprietan tanto que necesitan más libertad. Muchos incluso se niegan a tomar la medicación recomendada por su neurólogo, solo quieren ser como los demás. Por lo tanto, lo primero que los padres debemos hacer es reconocer la nueva situación, para poder afrontarla de una forma totalmente distinta.
No intentes “curar” a tu hijo adolescente
El TDAH no tiene cura, es un trastorno del comportamiento, no tienes nada que curar. Tu hijo no está enfermo, solo necesita estrategias que le sean útiles para gestionar su déficit de atención y su impulsividad. Cuantas más estrategias sepa manejar, mejor podrá abordar sus estudios y sus relaciones con los demás. Sé realista con lo que puede conseguir y lo que no, si tu hijo se ha esforzado y ha aprobado una asignatura que le cuesta, no le regañes por no haber obtenido un sobresaliente. Y, si no ha recogido su habitación, no lo ha hecho como cualquier otro niño con y sin TDAH.
Deja que tu hijo se equivoque
Seguro que eres consciente de que, si tu hijo deja un trabajo para el final no saldrá bien, pero perseguirle constantemente con la misma frase: “vas a suspender” y cuando suspendió: “te lo dije” no ayuda al adolescente con TDAH. No está de más dejar que cometa algunos errores, por supuesto en situaciones que no representen riesgo para él. Así tendrá la oportunidad de madurar y de hacerse responsable de sus fallos. Habla con él de por qué falló, cómo se sintió, y cómo cree que debe actuar para que no le vuelva a suceder. Como dice el dicho popular, “uno no aprende en cabeza ajena”.
Respeta la intimidad de su hijo
Controlar la vida de tu hijo de forma extrema le llevará a rebelarse contra esa autoridad. La sobreprotección y el control te convertirán en policía y no en padre. Deja que tenga su propia parcela personal, sus secretos y sus reservas a no contártelo todo, ¿acaso se lo cuentas tú a él? Aunque debamos cuidar y saber qué hace y qué no, no debemos traspasar el límite de su intimidad llegando hasta el espionaje más extremo. Lo considerará un ataque y te ocultará mucho más, habrás dañado su confianza hacia ti.
Supervisa a tu hijo pero no le controles
Saber marcar la diferencia no es sencillo y cruzar el límite es fácil. La realidad es que los adolescentes TDAH necesitan más supervisión ya que pueden olvidar apuntar deberes, fechas de exámenes o trabajos que entregar. Sin embargo, repasar todos los días con él sus tareas, o ir frecuentemente a hablar con el profesor, le hará asfixiarse y rebelarse contra vosotros. En lugar de controlar cada día lo que ha de hacer y lo que ha hecho, facilítale un calendario o una agenda donde pueda apuntar qué fechas de exámenes tiene o qué trabajos ha de entregar. Quizás le divierta más gestionar una agenda digital donde el propio programa le avise de lo que se avecina.
Aumenta sus privilegios
Si tu hijo se muestra responsable, déjale un poco de independencia y libertad y, recuérdale que si abusa de esa libertad, la podría perder. Acompañarle a casa de sus amigos, no dejarle tomar el autobús solo o recogerle del instituto no le dejará crecer personalmente.
Los padres de niños con TDAH están acostumbrados a decirles a sus hijos cómo deben hacer las cosas. Pero, a medida que los niños maduran, los padres deben aceptar el hecho de que ellos pueden encontrar su propia forma de completar las tareas. Cuando tu hijo adolescente haya terminado el trabajo, felicítalo, incluso si no es perfecto. El refuerzo, incluso en la adolescencia es crucial para que siga esforzándose.
Adapta pero mantén las acciones conductuales para niños TDAH
Ya hemos visto lo importante que es reconocer que el niño ha crecido y no podemos estar detrás de ellos obligándoles a hacer las cosas como queremos o como lo hacíamos en la infancia por que se revelarán, pero sí les ayudará mantener parte de esa terapia conductual que funciona:
- Proporciónale límites claros, aunque los modifiques o amplíes, ha de conocer las normas de convivencia.
- Mantén las distracciones al límite cuando ha de estudiar, es decir, fuera televisión, móvil, ordenador si no es para trabajar y cualquier otro elemento que pueda dispersar su atención.
- Reafirma su buen comportamiento e impúlsale para que tenga una buena autoestima.
- Establece consecuencias si su comportamiento no es el adecuado (olvida lo del rincón de pensar, has de adaptarte a su edad)
- Ayúdale a programarse y organizarse o, al menos, proporciónale las herramientas para que él pueda hacerlo.
- Mantén una rutina familiar de horarios fijos de comida o de irse a la cama (no es un niño, no le mandes a las 8 de la tarde)
- Si necesitas mantener el contacto con los profesores, hazlo de forma discreta, para que sus compañeros no crean que hay un problema con él. El correo electrónico puede ser una solución.