Por qué los champús anticaída no son eficaces
Champús anticaída: ¿son eficaces?
Entre la cosmética capilar podemos encontrar una enorme variedad de productos que prometen frenar la caída del cabello e incluso hacerte recuperar el volumen y espesor perdido pero, ¿realmente funcionan?
La mayor parte de los champús anticaída no son eficaces, tampoco las lociones, aceites o vitaminas en cápsulas.
¿Son eficaces los champús anticaída?
Hay muchos calvos famosos e inmensamente ricos: Vin Diesel, Bruce Willis, Dwayne Johnson, Zinedine Zidane, Andre Agasi? ¿Acaso estos personajes no habrían pagado ingentes cantidades de dinero por conservar su cabellera? Puede que algunos la consideren ya un signo más de su personalidad pero seguramente otros lloraron amargamente al ver cómo el lavabo, las sábanas y la ropa se llenaban de cabellos que no volvían a crecer. Y sí, ningún champú anticaída logro frenar la pérdida de pelo.
La realidad es que frenar la caída del cabello es algo que todavía no ha conseguido la industria cosmética. Si bien hay tratamientos que previenen la caída y ayudan a mejorar la salud capilar, todavía no hay champú anticaída que devuelva el pelo a quien lo perdió.
La razón por la que los champús anticaída no son eficaces
La raíz folicular es el lugar donde nace el pelo y se encuentra a pocos milímetros debajo de la piel del cuero cabelludo. Si te aplicas uno de los champús anticaída que puedes encontrar en cualquier supermercado, éste no penetrará lo suficiente hasta la raíz folicular, es decir, hasta el mismísimo lugar donde se fabrica el pelo como para poder ser efectivo.
Por lo tanto, la mayor parte de ellos son absolutamente ineficaces.
Qué provoca la caída del cabello
Son los hombres los más afectados por la caída del cabello aunque muchas mujeres en determinadas épocas de su vida como el posparto y la menopausia sufren una importante pérdida de pelo. Las razones principales por las que esto sucede son:
- Estrés: el cabello tiene un ciclo de vida programado que consiste en una fase de crecimiento, fase de descanso y fase de eliminación. Un acontecimiento muy estresante puede alterar ese ciclo de vida y precipitar la caída del cabello.
- Exceso de vitaminas: tomar demasiados suplementos o medicamentos que contienen vitamina A puede desencadenar la pérdida de cabello.
- Falta de proteína: una dieta baja en proteínas puede provocar la pérdida de pelo.
- La pérdida de cabello de patrón femenino, llamada alopecia androgénica o androgenética. Es genética, es decir, si ten tu familia las mujeres comenzaron a perder el cabello a una determinada edad, podrías ser más propensa a que te suceda a ti.
- Calvicie de patrón masculino (alopecia androgenética). Los médicos estiman que puede afectar hasta el 80% de los hombres blancos antes de cumplir 70 años. Es la causa más común de calvicie y es debida a los genes y hormonas masculinas.
- Otras causas: anemia, hipotiroidismo, déficit de vitamina B, lupus, pérdida de peso exagerada y repentina, quimioterapia, algunos medicamentos, envejecimiento o ingesta de anabolizantes.
Ten en cuenta que existen más de 100 tipos distintos de alopecia y cada una tiene una causa asociada.
Cómo prevenir la caída del cabello
Como ya hemos visto, los champús anticaída son ineficaces pero, sí podemos tratar la alopecia en las primeras fases, intentar pararlo cuanto antes para que no vaya a más, pero es importante atacarla en las primeras fases:
- Es importante que un especialista diagnostique qué tipo de alopecia sufres para encontrar el tratamiento más adecuado.
- Cuando el dermatólogo te plantee el tratamiento a seguir has de saber que solo será efectivo si lo sigues a rajatabla. Has de ser muy constante y mantenerlo durante años. Solo así mejorará la densidad de tu pelo.
- La técnica del transplante capilar es un tratamiento quirúrgico que permite recuperar la densidad del cabello y el volumen de forma poco invasiva, eso sí, no apta para todos los bolsillos.
- Existen algunos tratamientos médicos, insistimos médicos, efectivos y seguros que incluyen la ingesta de fármacos como el minoxidil. Son fármacos que han de ser recetados por un médico y de los que antes debes informarte de sus efectos secundarios.