15 anéctodas cortas de la historia para contar en reuniones de amigos
Anécdotas históricas curiosas, divertidas e interesantes
Las anécdotas son relatos breves, curiosos, graciosos o ingeniosos, que generalmente cuenta la persona a la que le ocurre. Seguro que tu mismo tienes unas cuantas anécdotas divertidas o memorables que recuerdas cada cierto tiempo.
En Quonomy.com hemos reunido algunas anécdotas cortas de la historia que podrás contar en reuniones de amigos, son anécdotas históricas, muy interesantes, que sucedieron a personajes como Mozart, Einstein, La Fontaine o Calígula. Relatos breves que, por ingeniosos, han pasado a la historia.
Anécdotas cortas divertidas y curiosas
Hemos reunido una selección de anécdotas cortas protagonizadas por grandes políticos, literatos, filósofos o artistas e incluso anécdotas anónimas
1. Las dos cartas de Kruchev, anécdota ingeniosa
Se dice que cuando Leonidas Brezhnev accedió al cargo de Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Khrushchev, su antecesor, le entregó dos cartas lacradas y le dijo que abriera la primera cuando se encontrara ante el primer problema delicado y la segunda ante el segundo hecho del que necesitara una ayuda.
Y así ocurrió, cuando Brezhnev se encontró ante el primer escollo recurrió a la primera carta, la abrió y leyó:
"Écheme las culpas de todo".
Y así hizo, culpando a su antecesor Khrushchev de todos los males del estado. Sin embargo, al poco tiempo volvió a tener problemas y, ante la imposibilidad de solucionarlos, recurrió a la segunda carta, la abrió y leyó:
"Siéntese, y empieza a redactar dos cartas iguales…"
Conclusión: esto es algo que vemos en política todos los días, los gobiernos actuales culpan a los anteriores de todos los males desde el paro a la necesidad de subir los impuestos para, finalmente, dejar el cargo pasando al siguiente gobierno los males institucionales y sin solucionar los males que afectan a la sociedad.
2. Anécdota curiosa del filósofo Diógenes
Cuentan que un día el filósofo Diógenes le dijo a Aristipo:
- ¿Ves lo que hago? Si tu también te alimentaras de coles, no tendrías que adular a los grandes.
- ¿Y qué?, respondió Aristipo, si tu supieras adular a los grandes, no te verías en la necesidad de alimentarte de coles.
Conclusión: aunque la alabanza exagerada no esté bien vista, en ocasiones es necesaria para conseguir algo o ganar el favor de alguien.
3. Anécdota divertida de Miguel de Unamuno
Estando Miguel de Unamuno hablando con un muchacho, el pobre feo, muy feo, tanto como para no dejar de pensar que era feo, comentó el joven:
- Don Miguel, ¿cree usted que el hombre desciende del mono?
- Lo malo no es que el hombre descienda del mono, sino que vuelva a él.
4. Anécdota corta de Adam Smith
El célebre economista, Adam Smith, afirmó durante un discurso que el trabajo es una moneda en curso. Un londinense, que le escuchaba, no pudo contenerse y comentó:
- Será de un curso tan rápido que ninguna se queda en casa.
5. Anécdota muy interesante de Marcel Proust
El novelista francés Marcel Proust era un hombre al que le gustaba pasar largas jornadas en el Ritz de París gastando sin medida, tanto que ni siquiera medía las propinas exageradamente generosas que daba. Un buen día, al salir del hotel se dio cuenta que había gastado todo el dinero que tenía, se giró y le dijo al portero:
- ¿Podría prestarme cincuenta francos?
- Claro señor, aquí los tiene.
- Guárdelos, guárdelos. Se los pedía para dárselos a usted.
6. Anécdota literaria muy ingeniosa
Un vanidoso escritor comentó un buen día en una tertulia:
- Yo tengo el secreto para hacer versos tan buenos como Lope de Vega.
- Un contertulio, no se contuvo y le contestó.
- No he visto secreto mejor guardado.
7. Anécdota corta graciosa
Calvin Coolidge, quien fue el trigésimo presidente de los Estados Unidos era un hombre parco en palabras. Una vez, una señora se le acercó y le dijo:
- Señor presidente, he apostado con mis amigas a que le haría decir al menos tres palabras.
- Ha perdido, fue la respuesta del ingenioso político.
8. Anécdota de Calígula
Cuenta Suetonio, historiador y biógrafo romano que, Calígula, uno de los más temibles emperadores de Roma se encontraba decidiendo de entre toda una fila de hombres quién habrían de ser castigados y llevados a ser despedazados ante las fieras. Se fijó que había dos que no tenían pelo, el primero y el último y Calígula solo dijo:
“Calvo ad Calvum”, de calvo a calvo, frase histórica que ha quedado con el significado de “todos, del primero al último.
9. Anécdota divertida de Mozart
Siendo Mozart aun un adolescente, aunque ya virtuoso, se le acercó un joven de su edad y le preguntó cómo se componía una sinfonía.
Mozart le contestó que tenía que aprender durante muchos años para siquiera intentarlo.
El muchacho, enfadado con la respuesta le dijo:
- Pero tú ya componías a los diez años.
Mozart, sin torcer el gesto contestó:
- Sí, pero no tenía que preguntar cómo.
10. Anécdota de Alejandro Dumas
El hijo de Alejandro Dumas decía de su padre, que era mulato:
Es tan vanidoso que sería capaz de sentarse en la parte de atrás de su coche para hacer creer a la gente que tiene un criado negro.
11. Más anécdotas de Dumas
El mismo Alejandro Dumas hijo estaba un día con una amiga que le comentaba:
- Debe ser desagradable para usted ver que su padre tiene costumbres tan relajadas.
- No señora, porque lo que no me sirve de ejemplo, me sirve de excusa.
12. Anécdota corta de Einstein
Se dice que Albert Einstein no habló hasta los cuatro años y sus padres estaban muy preocupados, pero una noche, durante la cena, por fin articuló palabra y dijo:
- La sopa está demasiado caliente.
Sus padres sorprendidos, le preguntaron por qué no había hablado antes y él respondió:
- Por que todo estaba en orden.
13. Anécdota graciosa de Picasso
Un buen día, una señora preguntó a Picasso:
- ¿Cómo puede pintar así?
- Pinto lo que veo, señora, respondió Picasso.
- Lástima que no vea lo que pinta, comentó la señora sin inmutarse.
14. Anécdota divertida de La Fontaine
El famoso Fabulista La Fontaine, que era un hombre muy distraído, se encontraba un día con una viuda a la que había ido a dar el pésame por la muerte de su marido.
- Os compadezco de veras, es un dolor perder a un esposo como el vuestro.
Hizo un silencio en el que se distrajo pensando en una amiga suya que había perdido un hijo y continuó…
- Pero no os aflijáis demasiado, por fortuna podéis consolaros con los otros que os quedan.
15. Anécdota ingeniosa de Albert Einstein
Un día, un periodista estaba entrevistando al genio Albert Einstein y no se le ocurre otra cosa que decirle:
- ¿Me podría explicar la teoría de la relatividad?
Einstein, con su particular sentido del humor le dijo:
- ¿Me puede explicar usted cómo se fríe un huevo?
Por supuesto, contestó el periodista.
- De acuerdo, ahora hágalo imaginando que no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego.