Cómo explicar que tienes sobrecarga de trabajo sin parecer quejica
Hablar con tu jefe sobre la cantidad de trabajo sin quedar mal
¿Cuántas horas comprende tu jornada laboral? ¿Y cuántas haces realmente? Son muchos los trabajadores que han de tirar de su tiempo personal para gestionar las múltiples tareas que tienen sobre la mesa. Y es que, aunque quizás harían falta dos personas para gestionar un determinado trabajo, los recortes y la falta de presupuesto hacen que una persona tenga que sacar adelante una enorme cantidad de tareas. Si es tu caso y estás al límite, si ya no puedes más, es hora de hacer algo. Te proponemos varias formas de decir que tienes sobrecarga de trabajo sin parecer quejica.
¿Sobrecargado en el trabajo? Pautas para protestar sin parecer quejica
Las necesidades de muchas empresas llevan al recorte de personal, de tal manera que, el trabajo que hace tiempo hacían varias personas, recae en una sola que se siente la mayoría de las veces totalmente desbordada. ¿Es tu caso? Es algo muy frecuente, y sucede a trabajadores con condiciones bien diferentes: con tornada reducida, teletrabajo, cargos intermedios o el último peón de la oficina.
Sin embargo, trabajar muchas horas daña nuestra salud, productividad y vida familiar. Los estudios muestran que el exceso de trabajo es la principal causa de trastornos de salud relacionados con el trabajo como el estrés, la fatiga y el agotamiento.
En cualquier caso, muchos trabajadores asumen esa sobrecarga sin protestar por miedo a las represalias o a parecer el clásico trabajador que protesta por todo. En este sentido, acaban asumiendo todo ese excedente de trabajo a costa de estar al 150% todo el día, de hacer horas extras y de padecer mucha ansiedad. Si ya no puedes más, tienes varias opciones:
Opción 1: resistir
No es lo que querías escuchar, ¿verdad? A veces, tener mucho trabajo sobre la mesa es horrible, absolutamente desgastador, pero así es el mundo laboral. La mayor parte de las veces tenemos que trabajar más de lo que nos gustaría. Hay trabajos que pasan por picos de temporada alta, momentos en los que hay que apretar aun más o situaciones delicadas en la empresa que requieren de un esfuerzo.
En estos casos, no hay opción, tu jefe te pondrá en su lista negra si apareces por su puerta para quejarte sobre el volumen de trabajo, parecerás un quejica sin remedio. Te parecerá injusto y seguramente lo es porque hay condicionantes que tus superiores no tienen en cuenta, pero hay momentos laborales en los que toca tirar del carro a pesar del estrés y de la sobrecarga.
Si no te vale eso de resistir o, lo has hecho durante demasiado tiempo y las dificultades en tu empresa no parecen tener fin, quizás quieras tomar algún tipo de acción, pasa a la opción 2.
Ver también: cómo sobrevivir al estrés de trabajar en casa
Opción 2: deja algunas sutiles pistas
Quizás tus superiores o tus compañeros no hayan percibido el nivel de estrés que tienes por la sobrecarga de trabajo, después de tanto sufrir en silencio, es hora pues de dejar algunas pistas.
Si te estás quedando en la oficina a deshoras, envía un mail antes de irte, dejarás constancia que, a esas horas intempestivas y fuera de horario, tú seguías trabajando. Eso sí, envía algo con fundamento, de lo contrario, ya no será una pista, será una evidencia de que tratas de demostrar que estás trabajando después de tus horas. Es lo que hacen aquellos que ejercen el presencialismo.
No entres y salgas de tu empresa como si fueses un fantasmilla, ni tampoco como elefante en una cacharrería. Intenta mostrarte natural pero haz ver si has entrado una hora antes o comenta con tus compañeros o superiores que te quedarás para poder terminar tu tarea.
Si tus jefes te preguntan, no te lances a la yugular con un listado enorme de reproches. Comenta sin acritud que está habiendo mucho volumen de trabajo y has tenido que sacar horas para rematarlo.
Ver también: lidiar con un jefe muy controlador
Pero, si estas sutiles pistas pasan desapercibidas o incluso han provocado el efecto contrario: tus jefes se han acostumbrado a que siempre das una o dos horas más de tu tiempo, no hay más remedio que ser directo y proactivo. Hay que pasar a la opción 3.
Opción 3: la charla con tu superior
Si has pasado por todas las fases, has intentado todas las triquiñuelas posibles y no hay forma de rebajar tu volumen de trabajo es hora de hablar con tu jefe. Pero antes de entrar, plantea la charla en tu cabeza, respira y no entres avasallando, es cuando parecerás un quejica.
Prepara una lista de todas las tareas que tienes sobre la mesa y con ella, plantea la charla de esta forma:
Pide a tu superior que te reorganice las prioridades porque el trabajo se ha vuelto inabarcable y no quieres dejar nada que sea demasiado importante. Ya que realizar todos los proyectos que tienes sobre la mesa es inabarcable, debes saber qué es lo que sí ha de realizarse sin lugar a dudas y qué puedes dejar para un momento más tranquilo en la empresa.
Una vez que tengas claras tus prioridades, puedes realizar sugerencias a tu superior sobre una forma más eficaz de realizar el trabajo eludiendo la sobrecarga, ya que puede conducir a fallos a la hora de realizar las tareas y quieres evitar cometer errores.
Recuerda hablar desde el positivismo e intenta ser objetivo. Resalta el hecho de que te sientes un poco abrumado, pero no desde el "no puedo", sino desde el "quiero hacerlo lo mejor posible y siento que no es posible con tanto volumen de trabajo". pero desde la perspectiva de que quieres que salga todo a la perfección. Enmarca la charla desde un lenguaje positivo, no acusador. Pide consejo y ofrece sugerencias.
Emplaza a tu jefe para revisar el nuevo sistema de trabajo o las nuevas prioridades para ver si está funcionando o hay tantas prioridades que de nuevo la situación está estancada.
Lo que no debes hacer si tienes mucho trabajo
No sucumbas a la tentación de andar quejándote tras las esquinas y contarle a cada compañero con el que te encuentras que tus jefes te tienen esclavizado y que no puedes más. De esas quejas no sacarás más en claro que el hartazgo de quien te escucha. Estarás liberando tensión, pero no estarás aportando ninguna solución.
En esta charla con tu jefe, evita realizar una enorme lista de reproches, peticiones y quejas. En ese caso, sí parecerás ante sus ojos como un quejica que no es capaz de gestionar un volumen importante de trabajo. Si se da el caso de que tu empresa lo que necesita es alguien muy organizado, que trabaje rápido y de forma muy resolutiva con un importante listado de tareas, quedarás descartado. Por lo tanto, intenta que la charla cuente a tu favor y que la impresión que le quede a tu superior sea que intentas hacer mejor las cosas.
Ver también: qué hacer si te sientes sobrepasado por el día a día
Ten en cuenta que el único beneficio de trabajar muchas horas es que te reconozcan que eres esa persona que trabaja muchas horas. Eso es lo que afirma un estudio realizado por Erin Reid, profesora de la Escuela de Negocios Questrom de la Universidad de Boston, en el que se revelaba que los gerentes no podían distinguir entre los empleados que realmente trabajaban 80 horas a la semana y los que simplemente fingían hacerlo. Prima más ser resolutivo que vivir en la oficina. El presencialismo no te hace ganar puntos, el trabajo bien hecho sí.