Por qué algunas personas hablan tan rápido
Cuando el habla es muy rápida y desordenada se conoce como taquilalia
No todas las personas hablamos a la misma velocidad, hay quienes tienen una conversación pausada, lenta y calmada mientras que, en el otro lado, están los que emiten tantas palabras por minuto que, en ocasiones, es imposible captarlas todas.
Esto ocurre en todos los idiomas, ya que el habla excesivamente rápida, no depende del lenguaje sino del propio hablante, el tema del que habla o la situación. Es más, cuando el lenguaje se hace difícil de entender para los oyentes, por la rapidez y el desorden o la mala dicción, se podría hablar de taquilalia o taquifemia.
Pero, ¿te has preguntado por qué algunas personas hablan tan rápido? Te lo aclaramos y te damos unos cuantos consejos para reducir la velocidad de tu conversación.
Qué es la taquilalia o el habla excesivamente rápida
No es lo mismo tener un ritmo de lenguaje acelerado, una costumbre y rasgo de la personalidad de una persona que, hablar tan rápido que tus interlocutores llegan a tener dificultades para seguir tu conversación y terminan captando el mensaje global captando unas cuantas palabras o simplemente abandonan la escucha y asienten sin entender.
Esta última circunstancia tiene un nombre en psicología, se conoce como taquilalia o taquifemia. La diferencia entre las personas que hablan rápido y las que tienen este trastorno de la fluidez del habla es que estos últimos tienen un ritmo tan rápido y emiten un discurso tan desordenado que lo que cuentan puede llegar a ser incomprensible.
En el caso de la taquilalia, se suele hacer más evidente cuando la persona está en un ambiente relajado, con gente conocida, así como si se encuentra muy cansado o excitado. Sin embargo, su discurso mejora cuando se encuentra con personas desconocidas o en una situación que requiere un mayor autocontrol.
La taquilalia tiene estas manifestaciones:
- Las personas con taquifemia hablan articulan de forma imprecisa.
- Tienen una mala dicción.
- Acortan fonemas.
- Utilizan muletillas.
- Tienen un mensaje repetitivo y confuso.
- Seguir su discurso se hace muy difícil para sus oyentes.
Aunque se desconoce la causa concreta de la taquilalia, se cree que estas personas hablan tan rápido y su conversación es tan caótica e ininteligible debido a dos causas:
Emocionales: son personas nerviosas, impulsivas, hiperactivas y extrovertidas.
Neurológicas: se cree que puede haber un componente hereditario que se da en personas con una cierta inmadurez del sistema nervioso central que afecta al área lingüística.
Discurso excepcionalmente rápido o ERS
Klaas Bakker, investigador de Ciencias de la Comunicación y Trastornos de la Universidad de Missouri (EEUU), acuñó el término "Discurso excepcionalmente rápido" (ERS, en inglés).
El equipo de Bakker acuñó estas siglas, ERS, para reemplazar el término técnico de habla rápida, taquilalia, ya que pensaban que se la taquilalia era un trastorno mientras que el habla excesivamente rápida no lo era.
Bakker definió este discurso rápido por lo tanto, no como un trastorno, pero sí como una circunstancia por la que las personas hablan muy rápido y además evitan que haya silencios en sus conversaciones llenándolas con muletillas como “ehhh, mmmm, esto…” Insertan pausas donde no debe haberlas y hablan con una entonación anormal.
Un estudio realizado en torno a esto por Bakker y su equipo en 2011 logró refutar la idea de que los que hablan rápido son más inteligentes que los comunicadores más lentos.
Características de las personas que hablan muy rápido
Tanto las personas con taquilalia y tienen un discurso atropellado, como las personas cuyo ritmo a la hora de hablar es superior a la media, tienen en común algo para algunos expertos: sus pensamientos se mueven más rápido que la de aquellas personas que hablan a un ritmo normal o lento.
Estas personas parecen elegir sus palabras y ordenar sus ideas para exponerlas de forma más veloz y decisiva que el resto, por lo tanto, podría sugerir una mayor capacidad para articular sus pensamientos. Sin embargo, el hecho de ser pensadores rápidos no tiene por qué indicar que sean más inteligentes.
Por el contrario, los expertos sugieren que los que hablan a un ritmo más lento tienden a procesar la información, a valorarla y a sopesarla más a fondo que aquellos que parecen no necesitar tomar aire para hablar.
En líneas generales, las personas que hablan a un ritmo más rápido suelen ser más impulsivas, nerviosas, volubles y tienen más temperamento que las personas que hablan despacio que tienden a ser minuciosas, tranquilas y más relajadas.
En cualquier caso, es humanamente imposible igualar la velocidad de nuestros pensamientos con la velocidad del discurso. Por lo tanto, por más rápido que hable una persona, nunca podrá transmitir todo lo que está pensando, al mismo tiempo que lo hace.
Cómo hablar más despacio y claro
Si hablas muy rápido estás haciendo que tus receptores tengan que trabajar mucho más para entenderte y procesar tu mensaje, por lo tanto, si quieres expresar tus ideas de una forma más clara y a un ritmo más lento, puedes poner en práctica estos consejos:
Reconoce tu velocidad al hablar
Es importante que reconozcas que tu ritmo es exageradamente rápido y valores la dificultad que tienen los demás para seguirte. Escuchar un mensaje requiere de concentración y atención, por lo tanto, si estás contando una historia o un acontecimiento para el que se requiere atender y además complicas el mensaje hablando rápido, tus oyentes dejarán de prestar atención. La forma en la que hablas es tan importante como el mensaje que transmites.
Lee en voz alta
Haz un ejercicio de contención leyendo en voz alta. Lee pausando las frases, poniendo espacios en las comas. Tomando aire en cada punto. Dale entonación al texto que lees y evita el tono monocorde. Enfatiza donde haya que hacerle y tómate tu tiempo para leer un párrafo. Practica un poco cada día.
Respira mientras hablas
Haz un esfuerzo cuando hables para respirar y hacer pausas entre frases, pon puntos y comas, como cuando practicas leyendo. Habrás de concentrarte para no dispararte y volver a hablar rápido.
Trabaja tu dicción
Si tu discurso es acelerado y tu dicción mala, estás poniendo doble dificultad a tus oyentes. Si, no eres capaz de sujetar tu lengua y ponerla a trabajar más despacio, al menos mejora tu dicción e intenta que cada palabra que pronuncies esté completa y separada de la anterior y la siguiente. Vocaliza bien.
Pide ayuda a tus familiares
Si realmente quieres reducir la velocidad de tu discurso, pide a tus amigos y familiares que te recuerden que detengas el ritmo cuando te estás acelerando, quizás ni tú mismo te des cuenta cuándo no se te está entendiendo. Es posible que, al ser una forma de hablar tan instaurada en tu personalidad, casi no seas consciente que estás empleando una velocidad frenética.