Por qué bostezamos realmente y por qué el bostezo es tan contagioso
Distintas teorías sobre el bostezo en personas y animales
El bostezo, además de involuntario, es uno de esos actos que realiza el ser humano y muchos animales de forma habitual y que, tiene la peculiaridad, de ser contagioso. Lo hacen los bebés en el útero materno, lo hacemos a cualquier hora del día y en los momentos más inoportunos.
Es difícil reprimirse a bostezar cuando ves a alguien abriendo la boca, incluso es posible que, de solo pensarlo, te entren ganas de bostezar. Pero, ¿sabes por qué bostezamos realmente y por qué el bostezo es tan contagioso?
Distintas teorías sobre el bostezo, ¿por qué bostezamos?
Parece increíble pero, un acto tan mundano, cotidiano y sencillo como es un bostezo tiene múltiples interpretaciones.
La teoría más extendida, y la que probablemente conozcas, dice que bostezamos como una manera de oxigenar nuestro cerebro, sin embargo, has de saber, que esto ha sido rechazado por la ciencia.
Por el contrario, varios estudios apuntan a que bostezamos para:
Bostezamos para regular la temperatura del cerebro
Las teorías actuales que responden a por qué bostezamos es porque el cuerpo está regulando la temperatura cerebral. Así lo indica un estudio publicado en Physiology & Behavior en 2014. Varios investigadores estudiaron los bostezos de 120 personas y llegaron a una conclusión sorprendente. En invierno las personas bostezaban menos que en otras épocas cuando la temperatura es más alta. Sucede que, si la temperatura del cerebro comienza a subir, inhalar aire ayuda a enfriarlo.
Cuando realizamos el acto de bostezar, las paredes de los pómulos se expanden y se contraen, por lo que ayudan a bombear aire para enfriar el cerebro. En definitiva, durante un breve período de tiempo, la temperatura corporal disminuye.
Este informe, sin embargo, solo demuestra que se puede producir un bostezo excesivo durante un aumento en la temperatura del cerebro y del cuerpo. No sugiere que esto tenga un propósito de enfriamiento del cuerpo, simplemente que el calentamiento del cuerpo es el desencadenante del bostezo.
Bostezamos para poder despertar
Se sabe que el bostezo aumenta con la somnolencia. Cuando bostezamos realizamos un mayor movimiento tanto facial como corporal, ya que en ocasiones, va acompañado de un estiramiento. Esto sugiere que, una mayor inquietud puede ayudarnos a mantenernos despiertos y a evitar la necesidad de dormir, esta inquietud puede aportarla un bostezo al sacarnos del letargo.
Incluso, cuando bostezamos se activan los músculos del oído que aumenta nuestra capacidad de percibir lo que ocurre a nuestro alrededor tras el bostezo.
Bostezamos para estar en alerta
Los humanos no somos los únicos seres vivos que bostezamos, también se da en casi todos los animales vertebrados. Esto indica que el reflejo viene de años de evolución.
Otra hipótesis, por lo tanto, sobre el por qué bostezamos se basa en que los humanos somos animales sociales y, cuando vemos amenazado a nuestro grupo, tendemos a protegernos. Hemos de estar alerta ante posibles peligros para nosotros y los que nos rodean, así como hacen otros animales, por lo que la señal de bostezo indica que estamos perdiendo capacidad de vigilancia. El bostezo vuelve a ponernos en alerta.
¿Cuándo bostezamos?
Parar un bostezo es muy difícil cuando ya hemos comenzado a abrir la boca, parece que el cuerpo lo pide y no hay forma de volver atrás, aunque sí hay formas de disimularlo, algo necesario si estamos hablando con una persona, en un curso o una entrevista de trabajo, sobre todo, para que nuestro interlocutor no piense que nos aburre.
Y es que, solemos bostezar:
- Cuando estamos cansados, ya que el cerebro no está estimulado y comienza a bajar de velocidad haciendo que baje la temperatura.
- Cuando vemos a alguien bostezar, según los expertos, porque estamos en el mismo ambiente por lo tanto, expuestos a la misma temperatura.
- Cuando estamos aburridos, ya que el cuerpo quiere despertarse y el movimiento ayuda a estirar pulmones, músculos y articulaciones. Fuerza además a la sangre para aumentar el estado de alerta.
- Durante una migraña, y es que en este estado, bostezar ayuda a enfriar el cerebro.
¿Por qué el bostezo es contagioso?
¿Has bostezado alguna vez mientras leías este artículo? Es muy probable que lo hayas hecho, yo lo hice mientras lo escribía y, probablemente, aquellos que realizaron los estudios mencionados no pudieron evitar bostezar mientras tomaban datos.
Solo el hecho de pensar en un bostezo nos transmite automáticamente la necesidad de bostezar, más aun cuando vemos a alguien haciéndolo. ¿Qué significa esto?
Según un estudio elaborado en la Universidad de Baylor (Texas), significa que muestras empatía y unión hacia otras personas, por lo tanto es un rasgo positivo. Hasta el momento, es la única teoría que se relaciona con la capacidad de ser contagiado por el bostezo de otra persona. Se correlaciona con el nivel de empatía de alguien.
Este estudio analizó a 135 estudiantes universitarios y cómo estos reaccionaban a determinados movimientos faciales. Resultó que, cuando menos empatía tenía una persona, menos posibilidades había de que bostezara cuando viera a alguien bostezar.
Es interesante observar como hay una disminución del bostezo contagioso entre personas con trastorno del espectro del autismo o personas que tienen una alta tendencia psicopática. Mientras que, perros, considerados animales altamente empáticos, pueden atrapar los bostezos humanos.
Sin embargo, esto no quiere decir que una persona tenga un problema de sociopatía o psicopatía porque no bostece al ver a otra persona hacerlo. No se puede generalizar.
Cómo controlar los bostezos
Hay momentos en los que bostezar puede ser considerado una falta de educación y respeto hacia otros por lo que no tenemos más remedio que reprimirlo, ¿cómo?
- Intenta respirar profundamente: inhala profundamente a través de la nariz ya que puede disminuir la cantidad de bostezos.
- Descansa adecuadamente
- Evita la cafeína, el alcohol y otras sustancias que puedan interferir con la calidad de tu sueño.
- Actívate: si estás bostezando mucho, ponte en movimiento para estimular al cerebro y romper esa rutina de letargo.
- Refréscate: cambia de aires, sal a la calle, cambia a otra habitación más fresca o lávate la cara con agua fría.