¿Qué es la sepsis? Síntomas, causas y tratamiento
Sepsis: riesgos y complicaciones de una enfermedad potencialmente mortal
La sepsis no es otra cosa que una respuesta inmunitaria exagerada ante una infección, se trata de una enfermedad grave que puede ser potencialmente mortal.
Conoce qué puede causar una sepsis, qué síntomas pueden evidenciar que tienes esta enfermedad y qué tratamientos disponibles pueden combatirla.
Qué es la sepsis
La sepsis es una enfermedad que se desarrolla cuando el cuerpo tiene una fuerte respuesta inmunitaria ante una infección de tipo bacteriano. Ante esta infección el sistema inmune libera una serie de elementos químicos en el torrente sanguíneo para combatirla, provocando una inflamación en todo el cuerpo.
Esto provoca varios efectos en el cuerpo como la formación de coágulos de sangre, un flujo sanguíneo escaso, el fallo de uno o varios órganos y una baja presión arterial. Esta serie de condiciones puede provocar que el corazón se debilite y se provoque en el paciente un shock séptico que le conduzca a la muerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la sepsis causa 6 millones de muertes en todo el mundo al año.
¿Qué causa la sepsis?
En realidad, cualquier tipo de infección puede causar una sepsis, aunque hay más probabilidades en pacientes que sufren de neumonía, infección renal, infección abdominal o infección del torrente sanguíneo.
Además, se producen más casos de sepsis en personas mayores de 65 años, personas con el sistema inmunológico debilitado (como personas con VIH o aquellas en tratamiento de cáncer) o niños pequeños. Incluso, en los últimos años se asocia el aumento de casos de sepsis con la resistencia a los antibióticos debido a su mal uso, ya que el antibiótico es el medicamento que puede acabar con una infección bacteriana.
También son más sensibles las personas que están en tratamiento intensivo en la UCI, aquellas que han de estar intubados para respirar o tienen catéteres intravenosos.
La sepsis también puede afectar al bebé dentro del útero materno, se conoce como sepsis neonatal y suele producirse en el primer mes de gestación. Hoy en día, con el tratamiento adecuado, el bebé puede recuperarse por completo, aunque sigue siento una de las principales causas de muerte infantil.
Asimismo, personas con enfermedades como la diabetes, enfermedad renal, cáncer o VIH tienen más riesgos de padecer sepsis.
Cuáles son los síntomas de la sepsis
Se considera que hay tres fases en una sepsis: sepsis, sepsis severa y shock séptico. Los síntomas que pueden evidenciarla son distintos según la etapa de la sepsis. En el caso de la sepsis:
- Temperatura coporal por encima de los 38º o por debajo de los 26º.
- Padecer una infección.
- Frecuencia cardíaca por encima de los 90 latidos por minuto.
- Frecuencia respiratoria superior a 20 respiraciones por minuto.
Los síntomas de la sepsis severa, que se da cuando ha comenzado a fallar algún órgano son:
- Falta o disminución de la micción.
- Piel descolorida.
- Problemas para respirar.
- Función cardíaca anormal.
- Recuento bajo de plaquetas.
- Confusión mental.
- Debilidad extrema.
- Inconsciencia.
En el caso del shock séptico los síntomas son los mismos que en la sepsis severa unido a una presión arterial muy baja.
Consecuencias de la sepsis
Se considera una enfermedad potencialmente mortal, sin embargo, la gravedad varía dependiendo de la fase de la enfermedad, habiendo una alta tasa de recuperación en los casos leves. En el caso del shock séptico se estima que tiene una tasa de mortalidad en torno al 50%.
Sin embargo, esta enfermedad puede causar otras complicaciones como la formación de coágulos de sangre en todo el cuerpo que afecten a los órganos vitales, lo que puede conducir a la gangrena en algunas partes del cuerpo.
Cómo se detecta la sepsis
Para reconocer la enfermedad el médico ha de realizar inicialmente un análisis de sangre y además, dependiendo de los síntomas del paciente también se podría realizar un análisis de orina para detectar bacterias, una prueba de secreción de una herida para comprobar si está infectada o una prueba de secreción de moco para identificar bacterias.
En caso de que los resultados no sean evidentes, se podrían realizar otras pruebas alternativas como radiografías en los pulmones, tomografías para comprobar el estado de los distintos órganos del estómago, una ecografía para ver los ovarios o la vesícula bilial o una resonancia magnética para identificar una infección en los tejidos blandos.
Cómo se puede tratar la sepsis
Algunos medicamentos pueden combatir la sepsis, los tratamientos más utilizados pasan por usar:
- Antibióticos por vía intravenosa.
- Insulina para controlar el azúcar en la sangre.
- Corticoesteroides para tratar la inflamación.
- Medicamentos para aumentar la presión arterial.
- Analgésicos para la molestia que ocasiones la inflamación.
En el caso de la sepsis severa, también pueden ser necesarios un respirador, líquidos intravenosos, diálisis si los riñones están dañados o cirugía para drenar la infección o eliminar un tejido dañado.
La recuperación tras una sepsis depende de la gravedad del paciente y de cualquier otra enfermedad que pueda estar complicando el cuadro clínico. Algunas personas se recuperan sin tener ningún tipo de secuelas, mientras que otras personas han de padecer efectos secundarios para siempre.
Estos efectos secundarios pasan por tener órganos dañados, dolores musculares y articulares que resulten incapacitantes, fatiga y debilidad, insomnio y otros trastornos del sueño, falta de concentración y disminución de la capacidad cognitiva.
En los casos más graves, un shock séptico puede conducir a la muerte del paciente.
¿Hay forma de prevenir la sepsis?
Algunas medidas pueden reducir el riesgo de padecer esta infección:
- Las vacunas contra la gripe, neumonía y otras infecciones, sobre todo en pacientes de riesgo.
- Tener una buena higiene y lavarse las manos regularmente para evitar las infecciones.
- Cuidar adecuadamente las heridas para evitar que se infecten.
- Acudir al médico ante los primeros síntomas de infección no controlada. Como ya hemos visto, los casos más leves son fácilmente tratables y evitan los efectos secundarios que causa una sepsis severa o un shock séptico.
En definitiva, una sepsis supone un cuadro de gravedad que requiere de atención médica de inmediato, por lo tanto, si sufres los síntomas que indican que la padeces o intuyes que tienes algún tipo de infección en una herida que está infectada, acude cuanto antes a los servicios de emergencia para recibir tratamiento cuanto antes. Como en muchas otras enfermedades, el tratamiento precoz es fundamental.