Cuál es la diferencia entre atención y concentración
Qué es la atención y la concentración y cuáles son sus características y tipos
Aunque la atención y la concentración se utilizan a menudo como sinónimos porque se refieren a una misma idea, no son lo mismo y tienen particularidades diferentes.
Mientras que la atención es la capacidad de dirigir nuestro pensamiento sobre un estímulo de forma intencionada o incluso involuntaria, la concentración es la capacidad de fijar esa atención sobre algo de forma voluntaria y consciente.
Veamos más detenidamente cuál es la diferencia entre atención y concentración y en qué consiste cada capacidad.
- Diferencias entre atención y concentración
- Qué es la atención
- Qué determina la atención de cada uno
- ¿La atención es selectiva?
- ¿Se puede prestar atención a varias cosas a la vez?
- Que puede distraer la atención
- Qué es la concentración
- Qué favorece la pérdida de concentración
- Qué técnicas favorecen la concentración
Diferencias entre atención y concentración
Atención: dirigimos nuestra mente hacia algo que despierta nuestro interés y esto podemos hacerlo de forma de forma voluntaria, involuntaria o por costumbre.
Concentración: ponemos todos los recursos de nuestra mente en prestar nuestra atención sobre algo de forma consciente y voluntaria.
Los profesores con frecuencia se quejan de que sus alumnos no prestan atención en clase y que no se concentran. Lo que quieren decir es que dejan que sus mentes divaguen o se pierdan en otros estímulos en lugar de escuchar lo que se está explicando.
La atención es transitoria y va cambiando de una cosa a otra de forma regular. Para concentrarnos necesitamos un componente extra: la intención de poner esa atención sobre algo.
Veamos más detenidamente qué es la atención y la concentración y por qué podemos perder ambas en tan solo unos segundos.
Qué es la atención
La atención es la capacidad que poseemos para concentrar nuestra actividad cognitiva y pensamiento en una determinada actividad. Cuando prestamos atención a algo nos ponemos en una situación más idónea para percibir mejor un estímulo o incentivo.
Existen tres tipos de atención:
Atención involuntaria
Es cuando nuestra atención está determinada por los estímulos a nuestro alrededor. Prestamos atención a algo sin que lo hagamos de forma intencionada. Por ejemplo, cuando suena un petardo cerca nuestro, cuando tenemos un fuerte dolor de muelas que atrae nuestra percepción a esa molestia o cuando hace tanto calor que no paramos de sudar y casi no podemos pensar en otra cosa que en la temperatura. En estos casos y otros similares, circunstancias alternativas captan nuestra atención sin nosotros quererlo, es prácticamente involuntario.
Atención voluntaria
En este caso, prestamos atención a algo de forma intencionada. No es un estímulo el que capta nuestra atención, sino que hay motivación por nuestra parte para centrar nuestro pensamiento en algo. Por ejemplo, si quieres comprarte un coche nuevo y estés mirando modelos, es posible que transites por la calle fijándote en los modelos de coches que ves o alguien que busca un cambio radical en su pelo, se fijará en el estilo de cabello de las personas que ve a su alrededor.
En este tipo de atención voluntaria pueden interferir cuando surgen otros estímulos de por medio que nos impidan centrarnos. Esto suele ocurrir mucho en los estudiantes, por ejemplo, una persona que está preparando un examen y ya está cansada de estudiar, puede sentirse distraído por una conversación en otra habitación, el zumbido de su teléfono móvil o incluso otro pensamiento. Y es que, en el caso de la atención voluntaria la fuerza de voluntad juega un papel fundamental ya que la atención que prestemos a algo depende del esfuerzo que hagamos en mantenerla y fijarla, obligándonos a estar atentos, a pesar de todas las interferencias que haya a nuestro alrededor.
Atención habitual
Este tipo de atención depende de los hábitos e intereses de cada uno, por ejemplo, el propietario de un comercio se fijará cuando va por la calle en cómo están dispuestos los escaparates de comercios similares o qué productos está ofreciendo; un aparejador entrará en un hotel donde va a estar de vacaciones y prestará atención a los acabados, los cerramientos, la calidad del suelo o si hay algún desperfecto. Una persona con muchos tipos de intereses distintos, prestará atención a muchas más cosas que alguien que tiene pocos intereses. Se trata de una atención prácticamente automática e inconsciente.
Qué determina la atención de cada uno
No todo el mundo presta atención a las mismas cosas, ni tiene la capacidad de mantener la atención durante el mismo tiempo. Y es que, los distintos determinantes de la atención proceden de cada uno y del exterior.
Uno de esos determinantes es la propia motivación: según los intereses, los hábitos, los hobbies, la ocupación o las aspiraciones y deseos personales, cada persona fijará su atención en unas cosas u otras. Una persona a la que le gusta correr por las mañanas, prestará atención al tiempo para saber si lloverá o qué temperatura hará; un comercial online prestará atención al tipo de anuncios, publicidades o publireportajes que muestran otros portales; un apasionado de los móviles se fijará en el modelo que llevan sus amigos o conocidos.
Otro de esos determinantes son externos: los estímulos ambientales y la forma en la que se repite o es intenso ese estímulo también juega un papel importante. Por ejemplo, si nunca has visto un coche eléctrico, te llamará la atención cualquiera que veas pasar o, si jamás has visto a nadie en un hoverboard, cuando pase alguien subido en uno, incluso puede que te pares a observarlo. Estos determinantes externos suelen atraer la atención involuntaria de la que hablábamos antes y suele ser muy utilizado por los medios de comunicación y las agencias publicitarias para captar nuestra atención.
¿La atención es selectiva?
La atención es selectiva sí. Cada uno de nosotros nos fijamos en aquello que nos interesa. Por ejemplo, a alguien que le encanta la moda, se fijará en la ropa que llevan los demás, en los complementos que tienen o cómo combinan las prendas. O, por ejemplo, si estás leyendo tu timeline de Twitter, solo pincharás en enlaces que atraigan tu atención para leer más a fondo, de lo contrario, puede valerte con leer el titular de un post.
La atención es tan selectiva que hasta los niños con déficit de atención pueden mantenerla de forma sostenida e ignorando estímulos externos si están realizando algo que les guste mucho o les interese. En estos momentos, las otras cosas dejan prácticamente de tener importancia.
¿Se puede prestar atención a varias cosas a la vez?
Podemos fijar nuestra atención sobre una cosa, persona o acontecimiento, pero cuando intentamos mantener la atención sobre distintas cosas a la vez, la atención se dispersa y se distrae.
Pero sí se puede atender a algo e ir cambiando la atención a ora cosa y así sucesivamente hasta completar la tarea. Por ejemplo, puedes estar escribiendo un mail, y estar pendiente de que te entre un mensaje de WhatsApp, pero cuando lo haga, lo anterior será relegado momentáneamente.
Que puede distraer la atención
Los enemigos de la atención son varios y dependen tanto de trastornos orgánicos como psicológicos. Por ejemplo, un catarro, una gripe, el estrés, la depresión o un trastorno de déficit de atención puede alterarlas además de:
La distracción: la persona se concentra en otra cosa y no en la que tiene que ejecutar.
La distraibilidad: es la fluctuación de la atención de una acción u objeto a otro sin quedar fijo en ninguno.
La fatiga: no podemos mantener la atención sobre algo de forma indefinida, la atención se cansa y, en esos momentos no podemos seguir concentrados en lo que teníamos entre manos.
Qué es la concentración
La concentración es la capacidad que poseemos para fijar la atención sobre una idea o actividad de forma selectiva, sin permitir que interfieran otros elementos.
En muchos casos, el poder de concentración es algo natural e instantáneo, es decir, no te planteas en concentrarte en escribir un mail o leer una noticia, simplemente lo logras directamente. Sin embargo, a algunas personas concentrarse les exige un esfuerzo mayor de la voluntad para poder terminar esas tareas.
La pérdida de concentración se conoce como distracción. Ocurre cuando terminar de escribir ese correo o leer esa noticia parece casi imposible porque cruzan por tu mente otros pensamientos de forma automática o cualquier estímulo exterior interfiere en poder terminarla, como fijarte en alguien que pasa, mirar esa bandada de pájaros que está cruzando el cielo, pensar en que tienes que hacer la compra...
Ver también: Por qué me cuesta tanto concentrarme
Qué favorece la pérdida de concentración
La pérdida de la capacidad de concentración es frecuente en distintos trastornos psicológicos como:
La depresión: se acompaña de una disminución de la habilidad para concentrarse, por lo que es frecuente que piensen que no tienen memoria o se percaten de la dificultad que están teniendo para mantener la atención.
Estados de angustia o estrés: generan un malestar interno que suele bloquear a las personas impidiendo que se centren en sus tareas o pensamientos.
El aburrimiento: es un estado mental que impide una correcta concentración.
El cansancio y la falta de sueño: las personas que no han dormido lo suficiente, que sufren insomnio o que no han descansado lo suficiente, no tienen su capacidad de concentración al máximo rendimiento.
Las personas TDA: el Trastorno por Déficit de Atención es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por la dificultad para mantener la atención en tareas, sobre todo cuando no son del interés del sujeto.
Qué técnicas favorecen la concentración
Si la falta de concentración se debe a un problema de cansancio, estrés, depresión o TDA es importante tratar ese problema para reducir los síntomas asociados. En cualquier caso, siempre ayudan técnicas de concentración como:
- Crear un buen ambiente
- Evitar las interrupciones
- Practicar técnicas de relajación
- Crear las condiciones físicas y psicológicas adecuadas.
- Dormir lo suficiente
- No abusar del tabaco, alcohol o café.