Qué significa el mito de Aracne: mitología griega explicada
Aracne la hilandera que terminó convertida en araña
Aracne es una palabra de origen griego que significa "araña", por lo tanto, esto puede darte una ligera idea sobre el destino de esta mujer que trabajaba tejiendo los más bellos velos de toda la ciudad de Lidia.
En el mito de Aracne tenemos a dos protagonistas, la propia tejedora Aracne y Atenea, diosa de la sabiduría, la guerra y los oficios, hija predilecta de Zeus y una de las diosas más ingeniosas del Olimpo.
Esta historia fue recogida por el poeta Ovidio en su Metamorfosis, un poema en quince libros que narra la historia del mundo desde su creación hasta la deificación de Julio César. Es una colección de relatos mitológicos que fue tomada de la tradición popular griega. Uno de estos relatos es el mito de Aracne y está escrito en verso.
¿Quieres saber más sobre el mito de Aracne y su significado?
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El mito de Aracne
Hace mucho tiempo, existía. un país llamado Lidia, famoso por sus bellos paisajes. Pero, lo que de verdad distinguía a Lidia de otros lugares eran las púrpuras. Era un extraño molusco que crecía en sus costas que guardaba en su interior un tinte carmesí.
Las mujeres utilizaban este tinte para teñir las ropas y, reyes de otros países pagaban grandes cantidades de oro a cambio de túnicas y ropajes de este intenso color púrpura.
Idmón de Colofón, era el rey de Lidia y además, uno de los hombres más ricos del lugar. Se había enriquecido ya que podía encontrar mejor que nadie a estos moluscos. Este hombre tenía una hija, se llamaba Aracne y era una hermosa e inteligente mujer. Aracne era la mejor tejedora de Lidia y los dibujos que tejía en telas, velos y túnicas eran tan perfectos que todo el mundo los deseaba.
Aracne estaba convencida de que no había mejor tejedora que ella y un día se atrevió a decir:
- Soy incluso mejor que Atenea.
Atenea, era la diosa de las hilanderas y las bordadoras y, cuando escuchó estas palabras entró en cólera. Decidió que debía dar un castigo ejemplar a Aracne para enseñarle a ser más humilde.
Atenea se disfrazó de anciana y entró en la tienda de Aracne apoyada en un bastón.
- ¿Has hecho tú estos bordados?
- Sí, soy la mejor bordadora de Lidia, de hecho, soy mejor que la mismísima Atenea, dijo Aracne.
- Ten cuidado hija, ya sabes que los dioses castigan a quienes les desprecian. Si se ofende, podrías sufrir su ira.
- Que se ofenda y se enoje cuanto quiera, si estuviera aquí delante, la retaría a competir conmigo y le demostraría que soy mejor que ella.
De pronto, la anciana comenzó a perder sus arrugas y canas, su cuerpo se tensó y sus ojos recobraron el brillo de la juventud. Aracne se dio cuenta en seguida de lo que había pasado, sin embargo, no se echó atrás.
- ¡Eres Atenea! No te tengo miedo, sigo pensando que soy mejor bordadora, podría demostrarlo ahora mismo.
Atenea aceptó el reto y ambas comenzaron a mover sus manos entre los telares tejiendo, cada una, un bello bordado. Atenea bordó una tela en la que se exaltaba a los dioses. Aracne, por el contrario, representó los defectos de los dioses.
Cuando hubieron terminado, Atenea se dio cuenta de que bordado era bellísimo, pero el de Aracne era impecable y, roja de ira, se lanzó contra el velo de Aracne rasgándolo en pedazos y golpeó la cabeza de la joven con el telar.
Solo entonces, Aracne comprendió el gran error que había cometido al desafiar a una diosa. De modo que corrió hasta un rincón del taller donde había una cuerda colgada del techo e intentó ahorcarse.
Atenea pensó que su falta había sido grave, pero no imperdonable y la muerte resultaba un castigo excesiva.
- Aracne, dejaré que vivas, pero permanecerás colgada, y lo mismo le sucederá a tus hijos, y a los hijos de tus hijos por toda la eternidad.
Atenea roció a Aracne con el jugo de una hierba mágica y se transformó en un pequeño insecto de patas muy largas, mientras que la cuerda que rodeaba su cuello se convirtió en un finísimo hilo de seda que le salía del vientre.
- Dedicarás tu vida a tejer con el hilo que sale de tu cuerpo.
Aracne pasó el resto de su vida tejiendo finísimas redes en rincones y alimentándose de insectos que quedaban atrapados en su tela. Y así han vivido desde entonces las arañas que descendían de aquella orgullosa Aracne que pensó que era mejor que los dioses.
Significado del mito de Aracne en la mitología griega
El mito de Aracne entra claramente dentro de lo que se suele llamar mitos morales ya que proporciona una enseñanza sobre el comportamiento humano.
Y es que, en esta historia, Aracne tiene algunas buenas cualidades, es inteligente y es trabajadora, sin embargo, también tiene dos defectos que la llevarán a sufrir la ira de los dioses: es orgullosa y poco humilde.
Aracne es castigada por su comportamiento, la diosa Atenea, como la mayor parte de dioses de la mitología griega, no acepta que los hombres se consideren mejor que los dioses, y mucho menos que los desafíen.
La humildad está considerado como un valor muy importante para las personas. Ser humilde no tiene por qué significar ser sumiso, sino que es un importante valor que nos lleva a no vanagloriarnos de nuestras capacidades, bienes o éxitos; así como nos induce a evitar la soberbia y la vanidad. De esta manera, este mito nos alerta sobre el exceso de confianza en uno mismo, ya que esta actitud puede traer conflictos y problemas.
Dos de las claves más habituales en los mitos griegos son explicar el origen de las cosas y además transmitir una moraleja. Este mito cumple ambas funciones, ya que por un lado, trata de explicar cómo se crearon las arañas y por qué tejen telas en rincones oscuros y, por otro lado, trata de avisar a aquellas personas poco humildes sobre el error de su conducta.
El mito de Aracne en el arte
La representación más antigua conocida del mito de Aracne se puede ver en un relieve en el Foro de Nerva en Roma. Se han conservado varias escenas de más de 25 metros de largo.
El pintor Paolo Veronese representó este mito en 1520 en su obra Aracne o la dialéctica (Aracne o la Dialettica).
Entre 1575 y 1585, Jacopo Robusti, conocido como Tintoretto, homenajeó el arte textil en un cuadro que representaba el mito de Atenea y Aracne pero visto como una alegoría de la Industria, del trabajo duro y minucioso.
Velázquez, uno de los grandes maestros de la pintura, se inspiró en el mito de Aracne para pintar su cuadro Las hilanderas.
También es de reseñar la ilustración de Gustave Doré de la edición de 1861 del Infierno de Dante.
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Bibliografía
- Mitología griega, Ediciones Michael Toubis, Sofia Souli
- Mitos griegos, editorial Vicens Vives, Maria Angelidou
- Los mitos griegos, editorial Ariel, Robert Graves
- La enciclopedia de la mitología griega, editorial Libsa, Guus Houtzager