Cómo controlarme a mí mismo para no perder los nervios
Consejos para controlar las emociones negativas y no caer en la agresividad
La falta de control es una característica muy normal en la infancia, a los niños les cuesta contener las emociones más básicas: alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco. Las expresan de forma desmesurada pero, a medida que crecen, van aprendiendo a mantenerlas a raya. Sin embargo, hay quien llega a la vida adulta con una escasa capacidad de autocontrol o una facilidad para "explotar" en determinados momentos, ¿es tu caso?
Si no quieres perder los nervios con facilidad, si piensas que cuando te enfadas te vuelves agresivo o te sientes mal por tu actitud tras una pelea, es hora de conozcas técnicas para controlarte a ti mismo y mantener las emociones negativas a raya.
El autocontrol de la ira y la agresividad
La agresividad es una cualidad que tenemos humanos y animales. Muchos seres vivos, cuando se sienten amenazados, cuando tienen que combatir por su territorio o cuando han de cazar a una presa. Sin embargo, lo que nos distingue a humanos y animales es la capacidad para reconocer, comprender y controlar esos impulsos para no dañar ni a los demás, ni a uno mismo.
Esto no evita que, en algunos momentos, podamos perder la paciencia, nos dejemos llevar por la ira, perdamos la capacidad de razonar o digamos algo de lo que nos arrepintamos. En estas situaciones, no hemos sido capaces de controlarnos a nosotros mismos, ni de encontrar una vía que soluciones los problemas de una manera constructiva y pacífica. Nos ha faltado asertividad.
Cuando esto ocurre de forma ocasional y puntual, no debemos darle mayor importancia que la de analizar lo sucedido para evitar que nos vuelva a ocurrir, sin embargo, hay quien cree que los problemas se solucionan a base de discusiones. E incluso hay personas que nos llevan hasta el límite para que respondamos agresivamente y, es precisamente con esas personas, con las que más calma debemos actuar.
Mantener la tranquilidad y controlarte a ti mismo siempre resulta beneficioso, de lo contrario, puedes perder la razón y terminar haciendo algo perjudicial para todos. Los argumentos y estrategias nos permiten mantener el control y evitar caer en la trampa de la provocación pero, ¿cómo hacerlo?
Estrategias para controlarte a ti mismo
Si eres consciente de que, en ocasiones, pierdes los nervios y esto te conduce a una situación de ira descontrolada e incluso agresividad, ya has dado el primer paso: reconocer que te faltan habilidades de autocontrol.
Es ahora cuando puedes comenzar a poner en práctica estrategias para poder controlar tus emociones, sobre todo las negativas y evitar así que puedas herir emocionalmente o incluso físicamente a otras personas, e incluso hacerte daño a ti mismo:
Aprende a detectar cuándo vas a perder el control
Hay una serie de signos que indican que estás a punto de perder los nervios: el corazón late más rápidamente, la sangre se agolpa en la cabeza, los músculos se tensan, la mandíbula se aprieta… Seguro que te conoces bien a ti mismo y sabes cuándo va a llegar ese momento de no retorno, esa situación en la que ya es difícil echar marcha atrás.
Indaga en estas sensaciones poder manejar tus emociones e impulsos. Por ejemplo, ¿tienes la costumbre de reaccionar apresuradamente a los problemas?, ¿una vez que te enfadas, te resulta difícil controlarte?, ¿explotas con determinadas personas o situaciones? Aprende a detectar todos esos momentos para poder evitarlos.
Si un compañero de trabajo te está enfadando mucho, si estás a punto de decirle algo muy feo a tu pareja o vas a perder los nervios y a gritar a tus hijos, sal de la habitación. Deja que tu mente se despeje, recuperes el control de tu cuerpo y de tu mente y respira. Realiza respiraciones profundas e intensas para bajar la adrenalina que acabas de acumular y, cuando notes que estás más calmado, retoma la situación con argumentos, no con gritos, peleas o peor, con golpes y violencia.
No te pierdas en pequeños detalles
En ocasiones, es posible que te veas perdiendo el control por las pequeñas cosas. Varios estudios afirman que, es más probable que las personas puedan autocontrolarse cuando ven más allá del bosque y no se atascan en minucias. No has de luchar todas y cada una de las batallas que encuentras en tu camino, recuérdate a ti mismo, mirar en perspectiva lo que ocurre y abordar lo realmente importante. Permítete un poco de descanso y no intentes pelearlo todo.
Descansa y controla el estrés
El peor enemigo del autocontrol es la falta de descanso. Cuando estamos cansados o estresados es más fácil saltar y perder el control por todo. ¿No te ha pasado llegar a casa después de un horrible día de trabajo para terminar pagándolo con tu pareja?
El sueño, el descanso y las técnicas de relajación te permitirán abordar el autocontrol con mayor eficacia. Notarás que, cuando tienes mejor humor y no estás tan cansado, no te sientes tan enfadado y con tantas ganas de involucrarte en cualquier pelea.
Garantiza a tu cuerpo y tu mente al menos ocho horas de descanso nocturno, para poder cargar las baterías de nuevo y afrontar la jornada con mayor energía y una actitud más positiva.
Practica ejercicio físico con frecuencia
Puedes estar pensando, ¿qué tiene que ver el deporte con el control de las emociones? Pues tiene mucho que ver. La actividad física es un excelente liberador de las tensiones. Proporciona una sensación de bienestar para el cuerpo y la mente por lo que, tras una sesión de ejercicio, todas los agobios y el mal humor, puede haber quedado atrás.
De hecho, la corteza prefrontal es la responsable del autocontrol y, una investigación publicada en Science Daily, demostró que el ejercicio físico aumenta el flujo de sangre y oxígeno al cerebro, lo que explica el aumento de la capacidad de autocontrol.
Analiza la situación y perdónate a ti mismo
Es muy posible que te sientas muy mal tras haber perdido los nervios, ya sea en tu trabajo, con un familiar, con tu pareja o tus hijos. Esos intentos de autocontrol en ocasiones inician un círculo vicioso en los que te odias a ti mismo, te crees incapaz de autocontrolarte y piensas que va a haber una próxima vez.
Lo primero que has de hacer en estos casos es perdonarte a ti mismo y pensar en positivo, que sí vas a ser capaz de hacerlo, no te regodees en el fallo, sino que dirige tus energías a pensar qué vas a hacer la próxima vez para no caer en el error. ¿Vas a dejar la discusión?, ¿vas a abandonar la habitación?, ¿vas a iniciar un curso de meditación?, ¿crees que necesitas ayuda terapéutica? Deja de pensar en que no te puedes controlar y pon soluciones para controlarte a ti mismo.